Carlos March es periodista y, entre otros trabajos, fue columnista del diario La Nación. Pero además, se especializó en participación ciudadana y la transformación social en América Latina. Es referente de la consultora InnContext y de la Fundación Facultad de Agronomía de la UBA. Llegó a Cutral Co para disertar sobre el tema en Copelco y la Casa de los Abuelos.

P_: ¿Cómo se promueve la participación ciudadana y cómo se logra sobre todo?

CM_: En la Argentina, hay cerca de 70.000 organizaciones sociales para poder involucrarse en las distintas agendas, en las agendas que uno quiera, para impulsar acciones colectivas y trabajar por el bien común. También hay partidos políticos. Entonces hay mucho espacio para poder hacerlo. Y por otro lado, hay una arquitectura cívica, una serie de herramientas, instrumentos que le permiten al ciudadano participar en democracia más allá del voto. El voto es una de las formas de participar. Después existen, por ejemplo audiencias públicas para discutir temas de interés de una comunidad.

P_: Tarifas de electricidad por ejemplo...

CM_: Por ejemplo, presupuesto participativo para poder decirle al Intendente, mire en vez de pintar tal cosa, arme una sala de primeros auxilios en este lugar que se necesita más que un frente pintado.

Entonces, iniciativa popular para que la gente pueda presentarle a las legislaturas leyes que considera que hay que sancionar u ordenanzas a los concejos deliberantes.
Hay muchos instrumentos que le permiten al ciudadano participar en el día a día de la democracia.

P_: ¿Y por qué no participa? Digo, por ejemplo, en Cutral Co hay audiencias públicas para la sanción de los presupuestos y la gente no participa.

CM_: Para mí un gran problema es que el sistema educativo, cuando somos chicos, no nos enseña a ser ciudadanos. Nos enseñan a ser médicos, doctores, ingenieros, peritos mercantiles, pero no te forman como ciudadano. Entonces, tenés una materia que se llama educación cívica, pero la formación ciudadana no es una materia. El interés por participar, es transversal a la formación, debería arrancar en la primaria, seguir en la secundaria y en la universidad. Los centros de estudiantes en los colegios secundarios deberían ser obligatorios, deberían ser la parte práctica de la materia de educación cívica. Entonces, creo que hay un problema que parte de una mala formación de no involucrar al chico, al estudiante en la formación de ciudadanía. Entonces a partir de ahí ya arrancamos con un déficit en cuanto al involucramiento en lo colectivo.

Y después hay todo un sistema preparado, sobre todo por el sistema de partidos políticos, para que la política quede en manos de profesionales y no del ciudadano. Entonces, tampoco después el sistema político ayuda a que el ciudadano se involucre. Pero como decía, también hay muchísimas organizaciones de la sociedad civil, como en la que estamos en la Casa de los Abuelos, que son espacios donde sí se puede participar.

P_: ¿Cómo se estimula que cambie esta falta de participación?

CM_: Algo importante que se liga también con la pregunta tuya de por qué no participamos es salir del paradigma del éxito, en donde el paradigma del éxito está centrado en el individuo acumulando poder, acumulando riqueza, construyendo su propia imagen y pasar al paradigma del cuidado.

Y el Paradigma del Cuidado se estructura en cinco ejes. El cuidado de sí mismo, que es a través del equilibrio del cuerpo, mente y alma; estar en armonía.

El cuidado del cercano, de nuestro hijo, de nuestra pareja, de quienes se sientan a la mesa de uno, cotidianamente, y eso se logra a través de transacciones ganar-ganar. Por lo general nosotros operamos en transacciones ganar-perder. Yo gano - vos perdés. Pensar en cómo ganamos los dos. Ahí estamos cuidando al cercano.

Cuidando al lejano, al vecino, a la persona que nos cruzamos de vez en cuando, eso se hace a través de este tipo de organizaciones comunitarias, el Club barrial, la Biblioteca Popular, la Sociedad de Fomento, la Asociación de Tercera Edad, son todos espacios de cuidado del cercano.

El cuidado del extraño, el cuidado extraño del que no conocemos, como se hace a través de apoyar bienes públicos. Es decir, si yo apoyo a la cooperadora de un hospital público, yo no sé quién se atiende en el hospital, pero estoy apoyando para que ese hospital preste un buen servicio de salud en este caso. Entonces, cuidar al extraño.

Y por último cuidar el planeta a través de los bienes ecosistémicos. Entonces, si empezamos a cuidar al otro y a cuidar al planeta.