Puede ser una imagen de una persona, pelo rubio, flequillos y gafasPor: Euge Murillo - Página 12

¿Qué cuerpos estamos construyendo? es una de las preguntas que se hace Liliana Maltz, capacitadora y asesora en instituciones educativas en temas referidos a la Educación Sexual Integral y al vínculo familias-escuelas. La pregunta aparece en esta conversación en un intento por pensar algunas coordenadas en torno a las denuncias de abusos sexuales en las escuelas, específicamente en la primera infancia.

En 2023 los casos de denuncias mediatizadas en jardines de infantes fueron escalando, el último tuvo gran repercusión y terminó en un paro por el hostigamiento a docentes que seguían cumpliendo sus tareas en el jardín y que no eran quienes habían sido acusadas de abuso. El debate detrás de la espectacularización de los medios sobre los temas de abusos sexuales tiene a la Educación Sexual en el centro y a la construcción de comunidades educativas que puedan abrir la escucha y agudicen las conversaciones de un conflicto que está mas cerca del pánico sexual, los discursos de odio y las fake news que de un tratamiento serio sobre un problema real.
Según un relevamiento de la agrupación “Con los chicos no, con los docentes tampoco” en marzo se registraron 4 denuncias, en abril 9 y en mayo 19, una escalada vertiginosa que lejos que de afianzar el vínculo entre familias y escuelas, habilita el miedo y la desconfianza. Liliana Maltz considera que ese es el punto de partida: “Yo creí que mucha de la empatía que se creó entre familias y escuelas durante la pandemia iba a fortalecer el vínculo y generar confianza, pero sucedió lo contrario, el vínculo quedó teñido de miedo y de desconfianza; y desde hace un tiempo hay una escalada en relación a las denuncias que es impresionante”

¿Cuáles son tus hipótesis en relación a esta escalada?

--Creo que hay una conjunción de variables que tienen que ver con lo pedagógico, con lo psicológico, social, político y económico. Es sumamente necesario el trabajo en conjunto de trabajadoras sociales, periodistas, psicólogos, abogados, educadores, familias e infancias para pensar que se trata de un fenómeno que de alguna manera trasciende la escuela. La Educación Sexual Integral aportó a la visibilización de la gravedad del abuso y trajo el registro después de trabajar cuestiones respecto del cuerpo.

¿Qué relación hay entre la visibilidad de la gravedad del abuso y la banalización del abuso?

--Una paradoja, porque en un punto todo se considera abuso, un maestro abraza a una nena y se interpreta que la tocó y entonces se traza una línea directa con el abuso y por ende con las denuncias.

-¿Qué rol juegan los medios de comunicación en relación a las denuncias?

--A mí personalmente me llegan situaciones que algunas veces se resuelven en el marco institucional, no llegan a los medios o no tienen resonancia mediática, pero hay muchísimos casos que sí. Yo creo que otro de los factores que influye es la post verdad y las fake news. No importa que un hecho sea real, importa captar a la audiencia y cuanto más truculenta mejor porque promueve determinados afectos: una periodista exaltada a cámara diciendo “si fuera el docente de mi hijo voy y lo mato” o cámaras que muestran a las familias escrachando un jardín, son manejos y manipulación de los medios que quieren vender noticias.

-Los relatos que aparecen en los medios tienden a la espectacularización de los abusos que de por sí generan muchísima sensibilidad pero, ¿se llega a contar los desenlaces de las denuncias en el ámbito judicial?

--Se llega hasta la denuncia. Los sobreseimientos son muchísimos y nadie los cuenta. Las docentes que salen sobreseídas no aparecen, lo que queda son esas familias cargadas de angustias que lo primero que hacen cuando su hijo sale del jardín es preguntarle si alguien lo tocó. Hay algo que se llama sesgo confirmatorio, no es que estamos diciendo que las niñas o los niños mienten, estamos diciendo que sus dichos son interpretados por una mamá y un papá tomados por la angustia, presuponiendo que su hijo puede ser abusado entonces cualquier afirmación que contradiga esa hipótesis es desestimada y cualquier balbuceo que permita interpretar que hay un sí, o un más o menos, confirma esa hipótesis.

-¿Aparecen en este conflicto los discursos de odio?

--El discurso de odio es muy fuerte, el odio genera un grupo donde las diferencias son en función de un enemigo común al cual hay que exterminar. En un grupo de WhatsApp una mamá escribe que a su nena la tocaron y si alguien plantea una duda o cuestiona queda afuera de la discusión. Esto sumado a la sensibilidad que genera pensar que tu hijo, tu hija o tu hije es abusado, hace que se arme un combo donde no se puede objetar nada

-Explicaste tres líneas desde donde discutir las denuncias de abusos en las escuelas: la visibilidad que logró la ESI, el rol de los medios y los discursos de odio. ¿Se puede sumar el pánico sexual a estas líneas de análisis?

--Si, por supuesto. La otra vez vi un testimonio de un papá muy angustiado hablando en los medios, la periodista le pregunta qué signos tenía su hijo para confirmar que era un abuso y, entre otras cosas, el padre decía que se hacía pis. Ese puede ser un signo junto con otras señales pero que un nene se haga pis no puede dar como resultado un abuso. Se trata de la fantasía de que si yo hablo de sexualidad, los pibes se excitan, si hablo de drogas, se van a fumar un porro, si discutimos sobre bullying todos empiezan a hacer bullying y en realidad es al revés.

Fuente y texto Página 12