Marcelo Escudero, entrenador de la Reserva, estuvo al frente de la práctica del plantel profesional este martes y también dirigirá al equipo el domingo ante Unión. Fue campeón de la Copa Libertadores en 1996 como jugador y volvió en 2020 por pedido del Muñeco, con quien casi se agarró a trompadas cuando fueron compañeros.
Mientras se siguen definiendo detalles de la letra chica del contrato de Marcelo Gallardo, este martes asumió otro Marcelo, Escudero, de manera interina.
Aunque está todo encaminado y en principio no corre riesgos la asunción del Muñeco, todavía restan definir ciertos puntos del proyecto futbolístico en los que Gallardo quiere tener certezas para retomar el mando. Con este escenario, apuntan a que se formalice regreso contra Huracán, el fin de semana del 11 de agosto, en el Monumental.
Ya sin Martín Demichelis como técnico, el plantel volvió a los entrenamientos este martes por la tarde con un nuevo DT -interino-: Marcelo Escudero. Y no solo eso, además de las prácticas de la semana, también tendrá la responsabilidad de liderar al Millonario el domingo contra Unión, en Santa Fe, por la novena fecha de la Liga Profesional.
Escudero, quien volvió al club en 2020 justamente por pedido de Napoleón (en ese entonces dirigió a la Quinta División y después a la Cuarta), dejará por unos días la conducción de la Reserva para dar un paso más hacia adelante y tomar el mando momentáneamente del equipo superior, una experiencia que ya tuvo en 2014 pero como ayudante de Ramón Díaz (se consagraron campeones).
El técnico de 51 años jugó en River entre 1996 y 2002. En todo ese tiempo, el exmediocampista ganó ocho títulos, seis locales y dos internacionales, entre ellos la Copa Libertadores 1996, en la que fue clave en la final contra América de Cali asistiendo a Hernán Crespo para decretar el 2-0 final (tras la derrota 1-0 en Colombia).
La relación Escudero-Gallardo tuvo un pico de alta tensión cuando eran compañeros, según contó a TNT Sports el DT interino. Entre sonrisas, recordó: “Vivíamos concentrados en el ’96. Marcelo es más chico que yo. Y habíamos ido a jugar a Caracas, un viaje malísimo. Llegamos a la siete de la tarde. Nos mandaron a entrenar. Teníamos un fastidio bárbaro. Y casi nos agarramos a piñas. Yo le metí una murra muy fuerte, estábamos todos enojados”.