El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que atraviesa mucho más que la escuela o el trabajo; impacta directamente en la intimidad, la comunicación y la sexualidad de los adultos. El centro Consexuar organizó un encuentro para desarmar el silencio sobre este tema, reconociendo que convivir con una "mente que no para puede ser tan agotador como fascinante".
Los profesionales de la psicología, psiquiatría y sexología que lideraron la actividad coincidieron en que el principal enemigo en la pareja es el malentendido. Los comportamientos asociados al TDAH —como la inatención o la interrupción— suelen ser interpretados como falta de interés o egoísmo por la pareja, cuando en realidad son manifestaciones de la hiperactividad mental constante.
Romper el mito de la espontaneidad sexual
El encuentro enfatizó que, en la vida íntima, la planificación es la clave del placer.
Para las parejas donde el TDAH interfiere, poner el sexo en la agenda no es algo frío, sino una estrategia funcional: garantiza un momento de conexión real al eludir la distracción y buscar espacios donde la hiperfocalización sea posible. Esta rutina planificada, según los expertos, lejos de "sacarle la magia", permite que la creatividad e intuición —rasgos fuertes del TDAH— se manifiesten de forma positiva.
Deseo herido y la verdad sobre la medicación
La sexualidad es inseparable de la autoestima, que suele estar erosionada en adultos con TDAH por años de sentirse "inadecuados" o "fallando". La frustración y la ansiedad derivadas de esta marca impactan negativamente en el deseo.
Además, el uso de medicamentos es un tema a sincerar: si bien el tratamiento para el TDAH no suele afectar la libido, muchos pacientes toman antidepresivos o ansiolíticos (por comorbilidades) que sí pueden causar efectos secundarios como baja del deseo o disfunción eréctil. En estos casos, la comunicación transparente es la única herramienta para evitar que la pareja interprete un efecto físico como desamor.
Los especialistas concluyeron que el desafío es aprender a amar sin exigencias imposibles. Para una pareja con TDAH, la verdadera conexión se encuentra al salir del guion, negociar nuevas formas de encontrarse y reescribir lo que significa el placer compartido con conciencia y respeto por la diferencia.