La incertidumbre de los trabajadores de la fábrica de porcelanatos ILVA, ubicada en el Parque Industrial de Pilar, llegó a su fin de la peor manera. Tras el cierre sorpresivo de sus portones el lunes, la empresa envió telegramas de despido a sus 300 empleados.
Tensión y acusaciones en medio del conflicto
La situación se agravó cuando los representantes de la empresa no se presentaron a la audiencia pautada en el Ministerio de Trabajo. Marcelo Barrionuevo, uno de los delegados despedidos, afirmó al portal Pilar a diario: "La empresa no se presentó. Nosotros hicimos el descargo y el rechazo a las cartas de documentos que ya les llegó a todos los compañeros, que son 300". Una nueva audiencia fue fijada para el jueves a las 9:30, donde los trabajadores exigirán la presencia de la compañía.
Los empleados aseguran que continuarán la lucha por la reincorporación de todos los despedidos, organizando turnos para mantener la protesta. El conflicto se vuelve más tenso debido a que la empresa busca ampararse en el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo, que le permitiría reducir las indemnizaciones hasta un 50%, alegando fuerza mayor.
¿Estrategia de vaciamiento?
A pesar de que ILVA alega una crisis económica, los trabajadores señalan que la empresa adquirió recientemente nueva maquinaria para modernizar su producción. Esto ha llevado al sindicato a sospechar que el objetivo no es cerrar la planta, sino reducir drásticamente el personal y precarizar las condiciones laborales.
Según los delegados, la compañía buscaría cambiar el régimen de trabajo, pasando del actual "4x4" (cuatro días de 12 horas de trabajo, seguidos de cuatro de descanso) a un "6x1" (seis días de trabajo por uno de descanso), lo que significaría una reducción salarial del 30% y la pérdida de beneficios como el transporte, el comedor y la cobertura de medicina prepaga.