La expansión del chikunguña y otras enfermedades transmitidas por mosquitos a nuevos territorios ha encendido las alarmas en la comunidad internacional. Expertos de la ONU y de organismos de salud pública afirman que el aumento de casos es un reflejo de una "nueva normalidad", impulsada por el cambio climático y la urbanización, que requiere una acción urgente en materia de prevención.
Europa, el epicentro de un fenómeno global
Europa ha sido particularmente afectada. Con 27 brotes de chikunguña en lo que va del año, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) advierte que la transmisión se ha vuelto "más prolongada e intensa". El mosquito Aedes albopictus, vector principal de la enfermedad, se ha extendido a 16 países del continente en la última década, llegando incluso a regiones como la Alsacia francesa.
La situación no es exclusiva de Europa. En China, más de 7.000 contagios de chikunguña se registraron en el último mes, y en América Latina el virus es endémico en países como México y Brasil. A nivel mundial, se reportaron más de 240.000 casos en lo que va de 2025.
Síntomas y prevención
El virus del chikunguña se transmite a través de los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus. Los síntomas, que aparecen entre cuatro y ocho días después de la picadura, incluyen fiebre alta y un dolor articular intenso que puede ser incapacitante. No existe un tratamiento específico, por lo que el enfoque se centra en aliviar los síntomas.
La prevención es clave para evitar el contagio. Las autoridades sanitarias recomiendan:
·Usar repelente y ropa que cubra la piel.
·Instalar mosquiteros.
·Eliminar criaderos de mosquitos, es decir, cualquier recipiente con agua estancada.
La conexión con el cambio climático
El cambio climático juega un papel crucial en la expansión de los mosquitos. El aumento de temperaturas, los veranos más largos y los inviernos más suaves crean las condiciones perfectas para que estos insectos se establezcan en nuevas áreas geográficas. La urbanización acelerada y la falta de infraestructura de saneamiento también contribuyen a la proliferación de criaderos.
Un estudio reciente publicado en la revista Science Translational Medicine reveló una conexión entre el fenómeno de El Niño y los brotes de dengue, otra enfermedad vectorial. La investigación encontró que los brotes de dengue en las Américas suelen ocurrir unos cinco meses después de un evento de El Niño, lo que podría ayudar a los países a planificar de antemano la respuesta sanitaria.
El panorama es complejo, y los expertos señalan la necesidad urgente de fortalecer las intervenciones y garantizar la equidad en el acceso a herramientas de prevención para combatir la creciente amenaza de estas enfermedades.