Mientras Brasil vive momentos de máxima tensión tras el megaoperativo policial contra el Comando Vermelho en Río de Janeiro, en la ciudad de Córdoba volvió a aparecer el nombre de un viejo conocido de las fuerzas de seguridad: Diego Hernán Dirisio, señalado como uno de los principales proveedores de armamento para las organizaciones criminales más poderosas del país vecino.
Dirisio, empresario porteño de 43 años, fue detenido en febrero de 2024 mientras jugaba al pádel en el barrio Cerro de las Rosas, junto a su pareja, la exmodelo Julieta Vanessa Nardi, también arrestada. Ambos estaban prófugos desde noviembre de 2023, cuando escaparon de Paraguay tras quedar expuesta una red internacional de tráfico de armas.
Según la investigación de la Operación Dakovo, Dirisio utilizaba su empresa International Auto Supply, radicada en Asunción, para importar armas desde Turquía, Serbia, República Checa y Eslovenia. El material luego era modificado en Ciudad del Este para borrar los números de serie y posteriormente enviado a Brasil, donde abastecía al Comando Vermelho y al Primer Comando Capital (PCC).
Las autoridades revelaron que el empresario pagaba sobornos a miembros de la Dirección de Material Bélico (Dimabel) para facilitar los trámites y movimientos del arsenal. En total, se estima que la red traficó más de 43.000 armas de fuego en apenas unos años.
En junio de 2025, la justicia dictó sentencia contra parte del grupo involucrado: Eliane Magalí Marengo Subeldía (22 años y 9 meses de prisión), María Mercedes Ocampos Centurión (22 años y 6 meses), Paulo César Fines Ventura (7 años y 6 meses) y Georgina Elizabeth Cosgaya Viñales (6 años y 9 meses).
Mientras tanto, Dirisio y Nardi enfrentan un proceso de extradición solicitado por la justicia brasileña. En Paraguay, sus abogados intentaron sin éxito frenar la causa mediante un habeas data.
Una trama que conecta Córdoba con la violencia en Río
La magnitud del operativo en Río, que dejó 64 muertos y más de 80 detenidos, expuso nuevamente el poder de fuego del Comando Vermelho, en gran parte nutrido por armas vinculadas a la red de Dirisio. Durante la incursión en las favelas Penha y Alemão, participaron 2.500 agentes y se registraron combates con drones, barricadas y vehículos incendiados. Cuatro de los fallecidos eran policías.
Las imágenes que circularon mostraron una ciudad sitiada, con tiroteos, helicópteros sobrevolando y columnas de humo visibles desde varios puntos.
El caso vuelve a poner a Córdoba bajo la lupa como punto de paso clave en las rutas del crimen organizado internacional, una tendencia que se consolidó en el último año con la captura de varios fugitivos vinculados al narcotráfico y al contrabando.
