Imagen
El 2 de julio de 2025 marcó un alarmante contraste climático a nivel global. Mientras Buenos Aires experimentaba una ola polar que llevó la temperatura mínima a unos gélidos -7,2°C, Europa se asfixiaba bajo una ola de calor extremo, con reportes de sensaciones térmicas que superaban los 63,5°C en París. Esta disparidad subraya la severidad de los fenómenos meteorológicos que azotan simultáneamente a distintas regiones del mundo.

Europa soportó temperaturas récord y consecuencias fatales

En Francia, el termómetro de una cocina parisina registró la sorprendente cifra de 63,5°C, una imagen que se viralizó durante la cobertura televisiva de la ola de calor. Las temperaturas en el país superaron los 40°C, llevando a emitir la primera alerta roja en cinco años. La ministra de Transición Ecológica, Agnes Pannier-Runacher, confirmó que el calor extremo ya había causado la muerte de al menos dos personas y dejado a más de 300 hospitalizadas. Las altas temperaturas comenzaron a desplazarse hacia el este del continente.

Italia también fue duramente golpeada, con tres fallecimientos relacionados con el calor. Entre las víctimas se cuenta un hombre que murió en la playa y otro que perdió el conocimiento mientras practicaba esnórquel en Cerdeña, donde se registraron temperaturas superiores a los 42°C. Además, una mujer falleció en Palermo a causa de las inclemencias térmicas.

En España, el calor extremo contribuyó a un incendio forestal que se cobró la vida de dos agricultores, quienes aparentemente intentaban escapar del fuego en su vehículo.

Las repercusiones del calor no se limitaron a las pérdidas humanas. En Suiza, una central nuclear se vio obligada a detener uno de sus reactores debido al aumento de la temperatura del agua en el río Aar, lo que afectó su sistema de enfriamiento. En Alemania, se esperaban temperaturas cercanas a los 40°C, marcando el 2 de julio como el día más caluroso del año con récords en algunas regiones.

Ante el abrasador calor, los habitantes de Berlín buscaron refugio en la estación de metro de Brandenburger Tor, a 17 metros de profundidad, mientras que en Barcelona, los ciudadanos intentaban resguardarse del sol implacable.

Este dramático contraste entre el frío récord en Argentina y el calor mortal en Europa es un recordatorio contundente de los efectos devastadores del cambio climático que impactan a diversas partes del globo.