“Nos sigue pesando la obligatoriedad", reflexiona una especialista. Es que durante décadas la realización de las mujeres estuvo "definida por la posibilidad de traer hijos al mundo". ¿Qué pasa con las que salen del mandato?
Por Luca Borello y Eva Marabotto
Según la Dirección de Estadísticas e Información de la Salud, en 2019 y por primera vez en la historia, las mujeres en Argentina tienen en promedio menos de dos hijos, mientras que en el año 1950 era de tres hijos por mujer. Esto revela que el paradigma poco a poco va mutando y que cada vez son más las que se rebelan contra el mandato impuesto; que tienen su libido depositada en sus carreras profesionales, en sus parejas, entre otras esferas de la vida.
“La realización de las mujeres durante décadas y en diversas sociedades, estuvo definida por la posibilidad de traer hijos al mundo” y aunque han habido avances “nos sigue pesando la obligatoriedad", reflexionó en diálogo con Télam Shirly Pamela Lerch, socióloga especializada en género y profesora de adultos en el Programa de Alfabetización, Educación Básica y Trabajo (Paebyt) de la Ciudad de Buenos Aires.
"A una joven de 25-30 años le empiezan a preguntar si tiene pareja (varón cis heterosexual, obviamente) y en caso de tener, empieza a aparecer la pregunta ‘¿para cuándo ustedes?’. Uno de los argumentos es el ‘reloj biológico’ que se aplica a las mujeres cis porque los hombres pueden reproducirse durante más tiempo”, explicó.
Este cuestionamiento no se les hace a los hombres de 40 años que no tienen hijos o a los de 30 que deciden hacerse una vasectomía. En cambio, a los ojos de la sociedad que sigue creyendo que al tener la capacidad de gestar, se debe tener descendencia, el ligarse las trompas o realizarse un aborto, es considerado prácticamente pecaminoso.
“Mí abuela murió pidiéndome por favor que tuviera un hijo. Mis estudiantes, mujeres adultas me preguntan: ‘Profe, si usted no tiene hijos, quién la va a cuidar de vieja?’ Lo que no ven es que tenemos que pensar una nueva organización de los afectos y los vínculos, donde la familia de sangre no sea la principal unidad. Por otro lado, la decisión de maternar también tiene que ver con políticas públicas y con factores económicos. Tener hijes es caro”, explicó la Licenciada en sociología.
Famosas y la maternidad
La actriz estadounidense Jennifer Aniston (53) se ha visto ofendida a lo largo de su carrera por comentarios de la prensa. La estrella de la icónica serie de los ‘90, “Friends”, y de la reciente “Morning Show” (AppleTV), en una entrevista en diciembre pasado en el medio “Hollywood Reporter”, comentó sobre la maternidad: “¿Voy a ser una milagrosa madre a los 52 años?”, preguntó con ironía. “Me tomaba todo muy personal, los rumores de embarazo, la suposición de ‘ella eligió su carrera en vez de hijos’. No tienen ni idea de lo que me está pasando, médicamente, porque no puedo… ¿Puedo tener hijos? Fue doloroso y cruel”.
Aniston ya había hablado en el pasado con la periodista y escritora feminista Gloria Steinem, sobre cómo el valor de una mujer se mide por su estado civil y por si tiene hijos o no.
En cambio, a los hombres no se los mide con la misma vara que a las mujeres, se mide su éxito por sus trabajos o su capital económico, mientras que a las mujeres se les exige ser flacas, lindas, educadas y buenas madres (se asume que por la condición de gestantes deben serlo). "Ser madre te completa", "si no tenes hijos te vas a arrepentir", son algunas de las frases más comúnes que se oyen de todos los que opinan sobre las decisiones de las mujeres. Así lo explicó Pamela Lerch al decir que las exigencias en cuanto a la paternidad o la maternidad se vinculan de manera directa con los estereotipos de género.
La escritora Mariana Enriquez dijo recientemente que ella nunca quiso tener hijos y por eso no los tiene: “Mucha gente te dice que te estás perdiendo un amor intenso. No tengo ganas de tener una relación intensa con nadie y menos con una criatura que tenga que criar. Me parece demasiado compromiso y responsabilidad”. Para muchas personas es chocante escuchar estas palabras de la boca de una mujer heterosexual independiente, que no tiene miedo a decir lo que piensa. “Tengo marido y a mí me copa tener una familia de dos”, manifestó Enriquez.
Las palabras de la escritora se escuchan desde otras bocas, cada vez un poco más. En conversación con Télam, Azul Damadian (26), una joven diseñadora, expresó que no cree querer tener hijos: “Si en algún momento decidiera maternar creo que adoptaría. Ya hay suficientes humanos en el mundo. También me parece medio un capricho tener hijes. Muchas veces se tiene en cuenta sólo el propio deseo y no el posible sufrimiento que le puedas generar a otro ser. Es una responsabilidad el criar a una persona”, concluyó.
El aborto en la región
“La maternidad será deseada o no será” fue una de las grandes consignas de la campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito en el país, al igual que “Niñas, no madres”, para denunciar a los sistemas de salud que obligaron a menores de edad llevar adelante embarazos mientras que deberían estar jugando y descubriendo el mundo.
n Argentina el aborto se legisló y despenalizó (hasta la semana 14 de gestación) el 30 de diciembre de 2020, trayendo una luz de esperanza en medio de contagios, contactos estrechos y aislamientos por Covid. Este 21 de febrero se despenalizó en Colombia la interrupción voluntaria del embarazo hasta las 24 semanas de gestación, otra gran victoria para las personas gestantes de ese país.
Legislación sobre el aborto en países latinoamericanos
-México, Uruguay y la Guayana Francesa: legal hasta las 12 semanas.
-Bolivia, Ecuador y Perú: legal solamente en caso de violación.
-Antigua y Barbuda, Brasil, Guatemala, Panamá, Venezuela y Paraguay: el aborto está prohibido. Solo se lo permite en caso de riesgo para la vida de la mujer.
-Surinam, República Dominicana, Honduras y Nicaragua: no es legal ni siquiera en caso de riesgo de vida de la mujer embarazada.
Este debate demuestra que se están adoptando diferentes formas de maternar y que no siempre requieren de un otro. Como es el caso de González, hay quienes creen que detrás de ese término, con lo poderoso que es el lenguaje, sigue vigente e insistente el mandato social de maternar a toda costa.
“Existen múltiples formas de maternar, no solo gracias a los avances científicos y por ejemplo, la posibilidad de congelar óvulos (sin acceso muy democrático porque es caro y no está garantizado por la salud pública) sino porque una persona sola puede adoptar o salir con alguien que tenga hijes y maternar ahí. Hay un abanico enorme de posibilidades que ya no implica solo el embarazo tradicional. Maternidades lesbianas, trans, in vitro, adopción, adopción por cariño y al abrirse estás múltiples posibilidades el argumento del reloj biológico empieza a desarmarse”, analizó la socióloga Pamela Lerch.
En definitiva, quizás maternar debería ser un término a reveer, modificar, encontrarle la vuelta. Con leyes como la del aborto, junto a diferentes conversaciones que se dan en espacios como las redes sociales, el paradigma y la visión de la maternidad como mandato está tomando otro color. Las mujeres deberían ser tan libres como los hombres a la hora de elegir qué hacer con sus vidas y cuerpos, poder tener la libertad de hacerlo sin ojos ni dedos acusadores que las consideran inferiores por no decidir ser madres. Una vez más: “la maternidad será deseada o no será”.