Hay actitudes de algunos humanos que de pronto no tienen una explicación lógica en lo inmediato. Hay reacciones no tan comunes que tornan dificultosa una convivencia razonable, sobre todo cuando se trata de lazos cercanos, de afectos añosos y auténticos a primera vista, de amigos entrañables. Cuando suceden estos acontecimientos, solemos buscar ayuda en los más sabios, en personas mayores y en mi caso en particular fui a encontrarla en una vieja enciclopedia, que fuera mi Google en los 70, llamada "EL TESORO DE LA JUVENTUD".
Desandando su índice, rescaté un pequeño cuento que les comparto, que me ayudaría a encontrar una respuesta a mi inquietud y se titula: "EL ESPEJO".
...Cierto día, hace muchísimos años, un comerciante muy rico y avariento, acudió a un viejo y sabio sacerdote en busca de consejo y enseñanza. Este lo llevó ante una ventana y le dijo:
- Mira a través de este vidrio y dime que ves.
- Gente - contestó el rico.
Luego lo condujo ante un espejo y le preguntó:
- Qué ves ahora?
- Me veo a mi mismo - contestóle al instante el avaro.
- He aquí hermano- le dijo entonces el santo varón, que en la ventana hay un vidrio y en el espejo también. Pero ocurre que el vidrio del espejo está cubierto con una delgada lámina de plata y cuando hay un poco de plata de por medio, dejamos de ver a los otros y no vemos solo a nosotros mismos ".
Finalizada la lectura de esta narrativa, no fue tan difícil entender a nuestros "amigos" y a pesar de no existir una moraleja, por la claridad que el sabio refleja como el ser humano puede no ver a los demás cuando hay danzando un poco de plata.
Igualmente intentaré imprimirle un corolario artesanal al cuento que he narrado de manera tramposa para entender porque el libro DALE CUTRAL CONTAME OTRA HISTORIA, tampoco estuvo invitado a esta tercera feria del libro de Cutral-Có. Mientras tanto yo, seguiré usando el espejo solo para peinarme, lo demás lo dejo a la exclusiva consideración de organizadores y medios en general.
Saludo afectuoso.
Rubén "Conejo" López
Agosto 8, 2025.-