En noviembre de 1.915 arribaron al kilómetro 1.295 del Ferrocarril del Sud la familia Soufal con formada por Anna Schupp, Juan Soufal y sus 5 hijos. Como era tarde cuando se bajaron en del tren, esa noche la pasaron en una alcantarilla construida por el ferrocarril con materiales de la época por los ingleses. Del improvisado refugio, esa alcantarilla, todavía quedan dos paredes levantadas perdidas en el yuyerío y la basura, pero allí están.
Y no es casual el lugar. En línea recta 1 kilómetro al norte, es claramente visible el lugar elegido por el ingeniero Juan Keidel para perforar el pozo 1: “en el alto de un morro, al lado de una mata verde". Juan Soufal había sido el elegido para manejar la perforadora Fauck que 1.063 días después iba a sacar “oro negro” del suelo patagónico.
Quizás esa haya sido el primer acto heroico de los ypefianos: la máquina Fauck estaba preparada para perforar hasta los 500 metros de profundidad, pero el petróleo surgió entre los 603 y 606 metros y a los 609 metros se hizo oficial el descubrimiento.
Anna Schupp y Juan Soufal tuvieron seis hijos: Ana María, Felisa Elisa, Juan Carlos, Francisco Augusto, Carlos Cristóbal y Federico Francisco. Ana Schupp fue quien pidió y gestionó la apertura de una escuela. Dos años después del 29 de octubre de 1.918, aparecería la escuela 22.
Ana y Felisa, abrieron la Academia de Corte y Confección, un espacio de aprendizaje, contención y socialización para las mujeres cuyos maridos trabajaban largas jornadas en el petróleo. Del resto de la familia, dos chicos fallecieron en una epidemia de sarampión que afectó Plaza Huncul y Juan Carlos perdió la vida en un accidente con un escape de gas en un pozo. Federico, en 1.915 el más chico de todos, dejó este mundo en 2.016. Solía contar que el día en que el maquinista los dejó en el kilómetro 1.295, les hizo un regalo: “un balde de agua”, algo indispensable en aquella inhóspita tierra que luego se convertiría en Plaza Huin Co y, finalmente, en Plaza Huincul.