Vecinos, que se convirtieron en clientes, pero también taxistas y remiseros, confirmaron el desembarco de Uber en Cutral Co y Plaza Huincul. El tema ya tendría algunos días y estaría funcionando.
Obviamente, el sistema de aplicaciones rompe con toda la normativa vigente en materia de transporte liviano de pasajeros. Según trascendió, se utilizan vehículos modelo 2002 en adelante, no hay requerimiento alguno respecto a seguro, ni matafuego, ni color de pintura del auto, ni colocación de reloj, los automóviles no tienen inspección, desinfección, ni oblea alguna.
En definitiva, sin gastos de base, ni operadora, se abona solo el viaje. La diferencia en el costo es de alrededor de un 40%, aunque puede ser superior.
Lo que ocurrió en otras ciudades, como Neuquén capital, es que los taxistas reaccionaron con violencia y atacaron a los conductores de Uber y, en alguna oportunidad, también al pasajero. No obstante, el sistema se terminó convalidando con una ordenanza. Lo mismo sucedió en ciudades grandes como Buenos Aires.
La detección de los Uber no es sencilla. Se trata de una operación donde interviene un propietario de un auto y el posible pasajero a través de una aplicación. Es decir, prácticamente privada. El único ente oficial que interviene es ARCA, que tiene registro de la operación por redes.
Por otro lado, Uber tiene un sistema muy aceitado de conexión entre chofer y pasajero, con información instantánea de costo y recorrido. Incluso, indica por dónde viene el vehículo que hará el transporte.
En paralelo, habrá que ver qué impacto tiene en lo laboral. Uber no precisa base ni operador telefónico, con lo cual esos trabajos de 3 turnos, podrían desaparecer. Al igual que los conductores que no tengan auto propio que quedarían relegados.
En caso de las empresas, y de los propietarios de taxis y remises, seguramente deberán evaluar la ecuación con el sistema actual y el que se propone desde la aplicación. Los costos por viaje son menores, pero el gasto también. De todos modos, es un tema muy “finito”. A mayor cantidad de Ubers, por ejemplo, habrá menos “torta” para repartir; los aumentos de la nafta son otro tema.
Finalmente, aparece el reparto: Uber se queda con 7%, es decir que el dueño del auto se queda con el 93%, todos los gastos, el desgaste vehicular y los eventuales.
La irrupción de la aplicación en las ciudades ya se habría hecho notar. “Me llamó la atención que en los últimos días habían disminuido los viajes. Posiblemente sea por esto”, señaló un chofer consultado por este medio.