Más de 600 días después del inicio de la última ofensiva militar israelí contra la bloqueada Franja de Gaza, Naciones Unidas ha lanzado una dura advertencia: el gobierno de Benjamín Netanyahu tiene a unas dos millones de personas al borde de la hambruna. La situación humanitaria es crítica, con un saldo devastador entre la población infantil. (foto gentileza France 24)
Según Unicef, la agencia de la ONU para la niñez, más de 50.000 chicos palestinos ya murieron o resultaron heridos a causa de los bombardeos y ataques israelíes. Los niños, que representan más de la mitad de la población del devastado territorio, son los más afectados por lo que Naciones Unidas califica como un "castigo colectivo" impuesto por el gobierno de Netanyahu.
Pese a las crecientes críticas internacionales, Israel continúa con sus bombardeos incesantes en la Franja. Solo durante el jueves, las autoridades locales reportaron casi 70 palestinos muertos, aunque estas cifras diarias —que elevan el total a más de 54.000 asesinados— se consideran muy conservadoras. Las fuerzas israelíes controlan militarmente cerca de la mitad del territorio, impidiendo el ingreso en busca de seres queridos. Desde hace meses, fuentes del gobierno local alertan que hay más de 100.000 desaparecidos, muchos de ellos presumiblemente bajo los escombros.
Testimonios desgarradores de profesionales de la salud
Médicos voluntarios de Europa y Estados Unidos que trabajaron en Gaza han denunciado en reiteradas ocasiones que la mayoría de las víctimas que trataron fueron niños y mujeres. El cirujano estadounidense Feroze Sidhwa, por ejemplo, desmintió esta semana haber atendido a "combatientes". Por el contrario, sus pacientes fueron, en su mayoría, "niños de 6 años" y "mujeres embarazadas", y relató el doloroso testimonio de chicos que lamentaban no haber podido "morir con su familia".
Sidhwa ofreció su crudo testimonio el pasado miércoles en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Medio Oriente y la Franja de Gaza. Allí, detalló sus dos misiones médicas a Khan Younis, donde fue testigo del colapso del sistema sanitario. "Durante 5 semanas en Gaza no vi ni traté a ningún combatiente. Mis pacientes eran niños de 6 años con metralla en el corazón y balas en el cerebro, mujeres embarazadas con la pelvis destrozada y el feto cortado en dos en el útero", expresó. "Los padres memorizan la ropa de sus hijos para identificar los restos", agregó, graficando la brutalidad de los ataques.
Ataques a infraestructura vital y el riesgo inminente de hambruna
Escuelas y hospitales se han convertido en blancos usuales de los bombardeos israelíes. La mayoría de los centros de salud están destruidos, según alertaron organismos internacionales presentes en Gaza. Hace semanas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Médicos Sin Fronteras (MSF) denunciaron que el norte de la Franja se había quedado sin hospitales operativos, y el último centro especializado en oncología y problemas cardíacos había cerrado. Los hospitales que aún funcionan, la mayoría parcialmente, están constantemente desbordados. "Los repetidos ataques a establecimientos de salud son un ejemplo más de las medidas adoptadas por las autoridades israelíes para hacer invivible la Franja de Gaza", denunció MSF.
Organismos humanitarios y médicos han advertido en los últimos días sobre las devastadoras consecuencias del bloqueo israelí a la ayuda humanitaria que arribó a Gaza durante semanas. Aunque el martes se inició la distribución de alimentos, la autorización llegó solo a una fundación —objetada por la ONU— y a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos en Medio Oriente (UNRWA), que alertó que la entrega de comida fue "por goteo".
"La ventana para evitar una hambruna se está cerrando rápido", expresó UNRWA en una contundente declaración difundida el jueves. La agencia denunció que, si bien se les permite llevar algunos suministros nutricionales y médicos, así como harina, "las autoridades israelíes prohibieron la mayoría de los demás artículos, como combustible, gas de cocina, refugio y productos de higiene". Además, UNRWA remarcó que se les impuso la condición de entregar harina solo a panaderías y no directamente a las familias. Esto obligó a la población a enfrentar grandes multitudes para recoger pan diariamente en un número limitado de panaderías. "Durante el fin de semana, las panaderías que antes recibían suministros humanitarios cerraron debido a la creciente inseguridad provocada por las grandes multitudes desesperadas", detalló la agencia. La UNRWA enfatizó la necesidad de distribuir alimentos "de múltiples formas y en múltiples lugares de todas las provincias de Gaza" como "la única manera de restablecer el orden y evitar la hambruna masiva".
La hambruna actual no parece tener una solución a corto plazo, incluso si hubiera un alto al fuego. Esta semana, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó que menos del 5% de la tierra en la Franja de Gaza es apta y accesible para el cultivo, lo que exacerba aún más el riesgo de hambruna. Según la FAO, más del 80% de la superficie de cultivo en Gaza (12.537 de 15.053 hectáreas) ha sido dañada, y un 77,8% es inaccesible para los agricultores, dejando solo 688 hectáreas disponibles para cultivar, un 4,6% del total. "Esto no es sólo una pérdida de infraestructura: es un colapso del sistema agroalimentario de Gaza y de sus recursos vitales", advirtió Beth Bechdol, directora general adjunta de la FAO, subrayando que la destrucción de tierras, invernaderos y pozos ha paralizado la producción de alimentos.