Noviembre tiene como feriado el miércoles 20, que es el día de la Soberanía Nacional. Pero hay otros detalles a tener en cuenta.
El primero de ellos, es que se trata de un feriado “trasladable”. El segundo dato, tiene que ver con que el Artículo 6 de la Ley 27.399 establece que "los feriados nacionales cuyas fechas coincidan con los días martes y miércoles serán trasladados al día lunes anterior. Los que coincidan con los días jueves y viernes serán trasladados al día lunes siguiente".
Dicho de otra manera, el 20 se trasladará al lunes 18 de noviembre y, efectivamente, habrá un feriado de tres días.
El 20 de noviembre se conmemora el Día de la Soberanía Nacional en homenaje a la Batalla de la Vuelta de Obligado en 1845 que se llevó adelante en un recodo del Río Paraná, al norte de la provincia de Buenos Aires, donde el río forma una “S” difícil de navegar.
En aquellos días, Juan Manuel de Rosas era gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la entonces Confederación Argentina. La lucha interna entre unitarios y federales sobre cómo organizar el país estaba candente, principalmente entre correntinos, entrerrianos, santafecinos. Gran Bretaña y Francia querían establecer relaciones comerciales directas con esas provincias sin pasar por Buenos Aires ni reconocer la autoridad de Juan Manuel de Rosas.
Francia, Inglaterra y Buenos Aires tenían constantes conflictos diplomáticos. Las potencias presionaban a Juan Manuel de Rosas para que pusiera fin a la guerra con la Banda Oriental (hoy Uruguay) y quitara las trabas al libre comercio y sus medidas aduaneras que protegían los productos nacionales. Obteniendo la libre navegación de los ríos, los europeos podrían recorrer sin problemas por el río Paraná y apoyar a Corrientes, provincia enfrentada al gobierno de Rosas. Esto permitiría, además, que Montevideo pudiera comerciar tanto con Paraguay como con las provincias del litoral.
Para Mario “Pacho” O’Donnell, la intervención anglo-francesa tenía claros motivos económicos. El historiador describe que los europeos deseaban expandir sus mercados utilizando sus nuevos barcos de guerra a vapor -ya no a vela- que les permitían internarse en los ríos interiores sin depender de los vientos. Y para eso necesitaban intervenir en el conflicto armado entre la Argentina y Uruguay, a favor de los orientales. También independizar Corrientes, Entre Ríos y Misiones formando un nuevo país, la 'República de la Mesopotamia', que haría del Paraná un río internacional de navegación libre. De esta manera, además, podrían llegar a Paraguay y hacerse de algodón barato y de buena calidad necesario para las hilanderías británicas, base de su revolución industrial.
Sabiendo que era casi imposible combatir a los invasores debido a superioridad bélica y tecnológica, la estrategia local se fundó en provocarles la mayor cantidad de daños posibles en sus barcos de guerra y en los mercantes. En esa curva donde el río se angosta, las tropas comandadas por el general Lucio N. Mansilla, encargado de la defensa del territorio nacional, tendieron tres gruesas cadenas, de costa a costa, sostenidas sobre 24 barcazas para cerrar el paso. De esta manera, además, podrían provocar bajas en soldados y marineros durante el tiempo en que tardaran en cortar las cadenas.
Los agresores, que creyeron no iban a tener inconvenientes al pasar, finalmente lograron avanzar, dejando un número de bajas en las tropas nacionales diez veces mayor. Si bien lograron cortar las cadenas se encontraron con nuevos ataques en San Lorenzo y Tonelero, que aunque no les generaron daños significativos, les obligaron a vivenciar la hostilidad de la defensa nacional.
Tras la derrota en Vuelta de Obligado, la expectativa comercial para Francia y Gran Bretaña no fue lo que esperaban y regresaron sin cumplir el objetivo mercantil. Los ingleses levantaron el bloqueo en 1847, mientras que los franceses lo hicieron al año siguiente. Los tratados de paz recién se alcanzarían en 1849 y 1850.