El pasado jueves 6 de julio, el Concejo Deliberante de la ciudad de Neuquén aprobó por unanimidad una ordenanza para designar un espacio verde en el Paseo de la costa con el nombre de Mario Enrique Flores, un héroe de Malvinas cordobés casado con Natalia Monje, una neuquina oriunda de Bajada del Agrio. Este reconocimiento fue posible gracias al esfuerzo y dedicación de Natalia, quien durante muchos años trabajó incansablemente para preservar el legado de todos los caídos en Malvinas. El apoyo del Deliberante, así como de amigos de la causa y veteranos, fue fundamental para lograr esta ordenanza. La sensibilidad del Intendente y la presidenta del Concejo Deliberante también fue importante, ya que ellos fueron quienes notaron la ausencia de un espacio dedicado a la memoria de Flores y tomaron acción.

Honrar la memoria de un caído en Malvinas trasciende a la persona evocada, extendiéndose hacia toda la comunidad. Esta acción muestra respeto hacia quienes se entregaron por la defensa del país. Además, contribuye a la sanación de sus seres queridos, cerrando heridas mediante la empatía y el compromiso de evitar errores pasados relacionados con la desmalvinización.

Sin embargo, a pesar de la importancia y el significado de este homenaje, ha surgido una polémica en las redes sociales a raíz de un desafortunado posteo del Centro de Veteranos de Guerra pcial. En él la institución lamenta que el Deliberante haya decidido por unanimidad honrar la memoria de Flores, insinuando que no merecía tal reconocimiento por no ser neuquino. Además, afirman que la falta de reconocimiento a los caídos neuquinos se debería a la “falta de parientes en la política”.

Es importante aclarar que ni Natalia E. Monje ni su familia tienen algún parentesco con las autoridades municipales, provinciales o nacionales vigentes o electas. Además, es necesario mencionar que la ciudad de Neuquén ya cuenta con varias ordenanzas que honran la memoria de los caídos que nacieron en esta provincia como por ej. las ordenanzas 2616 (Calle Soldado Jorge Águila), 4426 (Plazoleta Soldado Jorge Águila), 13942 (Plazoleta Tulio Lacroix) y 14283 (Espacio Verde Eduardo Jorge Raúl De Ibáñez). También, sin importar el lugar de nacimiento, la ciudad honra a todos los caídos en el Cenotafio del Parque Central y en distintas plazas y calles, como en el Barrio Cuenca XV donde, a pedido de los vecinos, se han identificado 10 arterias con nombres de Héroes de Malvinas que nunca vivieron en Neuquén (ordenanza 12814). Incluso el compañero de armas del piloto De Ibáñez, quien falleció en combate junto a él, tiene su lugar conmemorativo en esta ciudad (ordenanza 14283).

Ante estos hechos, surge la pregunta sobre el doble estándar en los discursos del Centro de Veteranos de Guerra. ¿Por qué gritan "¡Viva la Patria!" el 9 de julio y al día siguiente sostienen que algunos caídos por la Patria merecen el olvido? Incluso son los propios veteranos quienes defienden la importancia de no ocultarlos más ni silenciar la memoria de aquellos que dieron su vida. No podemos ignorar que el silencio lastima y ha llevado, según cifras extraoficiales, a que haya habido más suicidios en la posguerra que bajas durante la guerra misma.

¿Qué buscan quienes conducen esta organización no gubernamental al retacear la historia y tratar de imponer un requisito adicional de procedencia para rendir homenaje a aquellos que dieron su vida en Malvinas? ¿Por qué quienes nacieron en Neuquén serían más héroes que el resto? ¿Acaso los autores del posteo insinúan que un veterano de guerra neuquino es más digno que uno salteño, por ej.? A propósito, es importante recordar que aproximadamente el 60% de los veteranos radicados en Neuquén nacieron en otras provincias. Por lo tanto, el absurdo doble estándar de exigir "neuquinidad" para los caídos, sin aplicarlo a los veteranos vivos, resulta insultante, carente de sentido y no puede ser sostenido.

Recientemente, se ha dicho que "Malvinas nos une", un eslogan utilizado por diversos organismos de gobierno y centros de veteranos en todo el país. Esta afirmación va más allá de las acciones de los ingleses y refleja el deseo de la sociedad de unirse en torno a esta causa. ¿Cómo puede ser posible entonces que un caído por la Patria sea discriminado por un veterano de la misma guerra horas después del Día de la Independencia?

Se dice que nos convertimos en una mejor sociedad cuando plantamos árboles cuya sombra nunca disfrutaremos. En mi caso, después de todo lo vivido, confío en el futuro y deseo que la sombra de los árboles de la Plaza Mario E. Flores y de todos los espacios que evocan a los caídos en Malvinas en la ciudad se convierta en un punto de encuentro para aquellos que sientan un verdadero compromiso con esta noble causa.
Mario Flores Monje
Familiar de caídos en Malvinas