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Por: Asociación Civil “Soldados de Malvinas de Neuquén”
Para nosotros, los soldados combatientes, cada 14 de junio nos trae un sinfín de emociones, que incluyen una enorme tristeza, ya que para quienes en 1982 contábamos con sólo 18, o a lo sumo 20 años, recibimos la orden de deponer nuestras armas y vimos como quitaban nuestro glorioso pabellón nacional de las Islas Malvinas, Sándwich del Sur y Georgias. Hoy, a 41 años, reiteramos nuestra infinita reafirmación de la Soberanía Argentina sobre nuestras islas.

Dejamos allí, no sólo parte de nuestra integridad física y mental, incluso las armas de fuego que debimos aprender a utilizar siendo casi adolescentes, pero jamás nuestra alma y nuestro corazón.

Desde aquel momento, emprendimos una continua lucha por la memoria de aquellos que juraron defender a nuestras tierras, y que quedaron allí custodiando eternamente nuestro suelo. En su honor y por su respeto, reiteramos que la única bandera a la que respondemos íntegramente es la celeste y blanca, y no a insignia política alguna.

Los derechos de los soldados conscriptos combatientes y más aún los de los familiares de los caídos son irrenunciables, en pos de ello trabajamos, y repudiamos cualquier especulación personal que se esconda detrás de la honorable condición de ser veterano de guerra.