Un alto cargo de seguridad que trabajó en el Gobierno derrocado hace dos semanas indicó que los cohetes habían sido disparados desde un vehículo en el norte de Kabul, donde se encuentra la terminal aérea, y cayeron en un vecindario cercano.
Varios cohetes que fueron disparados este lunes en la madrugada contra el aeropuerto de Kabul, cayeron en un vecindario cercano, en el penúltimo día de que las tropas estadounidenses completen su retirada de su guerra más larga, después de que los talibanes reconquistaran Afganistán.
Un alto cargo de seguridad que trabajó en el Gobierno derrocado hace dos semanas indicó que los cohetes habían sido disparados desde un vehículo en el norte de Kabul, donde se encuentra la terminal aérea, informó la agencia de noticias AFP.
Residentes cercanos indicaron haber escuchado el sonido de la activación del sistema de defensa de misiles y visto una posterior metralla cayendo del cielo, lo que indicaría que al menos un cohete fue interceptado.
En el vecindario de Chahr-e-Shaheed, donde cayeron los proyectiles, se formaron grupos alrededor de los restos de un automóvil empleado por los atacantes, que parecía tener seis tubos de lanzacohetes en el lugar del asiento trasero.
El Estado Islámico (EI) y grupos insurgentes suelen colocar esos tubos en vehículos para transportarlos sin ser detectados y acercarse a un objetivo.
La Casa Blanca confirmó el ataque y aseguró que la evacuación continuó sin interrupción.
El presidente estadounidense, Joe Biden, fijó el día de mañana, martes 31 de agosto, como fecha límite para retirar sus fuerzas de Afganistán y culminar dos décadas de una operación militar iniciada como represalia por los atentados del 11-S, en 2001.
Pero las tropas estadounidenses están ahora más enfocadas en su propia salida y la de los diplomáticos de su país.
"El presidente reconfirmó la orden de que los comandantes redoblen sus esfuerzos por hacer lo que sea necesario para proteger a nuestras fuerzas en el terreno", dijo la Casa Blanca en un comunicado.
El retorno del movimiento islamista de los talibanes al poder desencadenó un éxodo de afganos aterrorizados que trataban de huir gracias a un enorme puente aéreo liderado por Washington.
En el aeropuerto se vienen registrando sucesivas escenas de caos en las dos semanas transcurridas desde la rápida ofensiva en la que los talibanes tomaron el control del país.
Pero desde el ataque suicida, los talibanes restringieron su perímetro de seguridad en torno al aeropuerto y desplegaron combatientes hasta la última cerca que los separa de la pista de aterrizaje.
El grupo Estado Islámico de Khorasan (EI-K), rival de los talibanes, supone una importante amenaza en este tramo final, como demostró el ataque suicida contra el aeropuerto el jueves que se cobró más de 100 vidas, entre ellas las de 13 soldados estadounidenses.
Biden advirtió de la alta probabilidad de nuevos ataques y, de hecho, el ejército estadounidense realizó ayer un ataque aéreo contra un coche cargado de explosivos en Kabul.
Un portavoz talibán confirmó el incidente, señalando que un coche bomba dirigido al aeropuerto había sido destruido y que un supuesto segundo ataque había impactado una casa cercana.
A lo largo de la guerra, Estados Unidos ha sido acusado de matar civiles en sus ataques aéreos, uno de los motivos que les llevaron a perder apoyo local. El domingo podría haber ocurrido lo mismo.
"Conocemos reportes de víctimas civiles luego de nuestro ataque de hoy a un vehículo en Kabul", dijo en un comunicado el capitán Bill Urban, portavoz del Comando Central militar estadounidense.
Según Urban, las explosiones fueron "poderosas" y el ejército está estudiando si hubo muertos civiles. "Nos entristecería profundamente cualquier pérdida de vida inocente", afirmó.
En los últimos años, el EI-K (o ISIS-K) perpetró algunos de los peores ataques en estos países, masacrando civiles en mezquitas, plazas, escuelas y hospitales.
Aunque ambos son sunnitas radicales (talibanes y EI.K), mantienen una profunda enemistad y ambos reivindican ser los verdaderos abanderados de la yihad.