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Estimado Diputado Claudio Domínguez podría comenzar estas líneas, a modo de reflexión compartida, con puntos de vista comunes. Suponiendo que lo común por lo menos tenga sentido:

Usted como Yo queremos un proyecto educativo en Neuquén que se sostenga en “un salario digno para los docentes”, “la infraestructura necesaria para que nuestros hijos estudien”, y, sobre todo, “la capacitación de los trabajadores que garantice la inserción educativa en el Siglo XXI y su adaptación pedagógica a las nuevas tecnologías e idiosincrasia culturales de la era moderna”. ¿Estamos de acuerdo? ¿Nos podemos acercar mínimamente a un deseo compartido?

Si esto es posible. Comencemos por lo que no tiene sentido hasta ahora:

1 – El salario docente está despreciado y por debajo de la línea de pobreza en Neuquén.

2 – La infraestructura necesaria no sólo tiene falencias, sino que el ejemplo del fallo por la “explosión” de la escuela de Aguada San Roque es el “símbolo” emblemático de la desidia de años de gestión gubernamental con respecto a las condiciones edilicias de nuestras escuelas hasta hoy.

3 – La inserción educativa en el Siglo XXI viene con algo de retraso. Pero no es un problema de los docentes estimado Diputado, sino de los gobiernos provinciales que nunca definieron un “proyecto educativo para Neuquén”.

Lo invito a que haga público su “proyecto educativo” para la provincia. De esta manera, será más importante saber qué hace un docente con sus educandos, mucho más que si sólo está sindicalizado o impedido por enfermedad para asistir al colegio.

Nos hubiera ahorrado un “presentismo” como detonante de un conflicto docente, que encierra una larga historia de luchas y reivindicaciones en aras de una educación más digna.

Soy consciente que, en el año 2018, usted ya se incomodaba con el aumento otorgado al gremio, y a su lucha para conseguirlo. Creo que no se trataba de un problema “educativo” sino más bien político. Le incomoda que los trabajadores del estado estén agremiados. Algo comprensible, porque desde el año 2007 usted fue “empleado del estado” con la única sindicalización establecida: Es decir, afiliado al MPN y ahijado político de Jorge Sapag.

Finalmente quiero decirle que no hay “actitud antidemocrática y arbitraria cuando se cierra una escuela”. Las razones pueden ser variadas, entre ellas la falta de gas, agua, calefacción, o alimentos para la merienda o el desayuno de nuestros hijos.

Lo antidemocrático es no ejercer un derecho constitucional como la huelga o la agremiación en defensa de intereses comunes como lo es el trabajo de los docentes de Neuquén.
Nuevamente, lo invito a explicitar su proyecto educativo para Neuquén, mucho más que si un “docente va a la escuela o no”. La educación es una construcción colectiva y no sectorial.
Recordando siempre que “la fuerza o la estupidez es el derecho de las bestias”, y no de los jóvenes, o niños, que desean que el saber los vuelva más humano y más dignos.

Dignidad que le sobra a los docentes y su legado. Sean estos sindicalizados o no.