La relativa calma del oeste neuquino se vio abruptamente interrumpida este martes por una serie de asaltos a mano armada. En un lapso de apenas unas horas y en un radio de 120 metros, dos comercios fueron víctimas del mismo modus operandi, generando una profunda preocupación entre los comerciantes y exponiendo una creciente escalada de inseguridad en una zona que no para de crecer.
Asaltos gemelos con el mismo patrón
Uno de los incidentes tuvo lugar en un cotillón ubicado en Dr. Ramón y Falletti. Matías Soto, el propietario, relató con angustia cómo su negocio fue blanco de un robo alrededor de las 15:54. El asaltante, descrito como un joven "bien vestido" y de apariencia inofensiva, tocó el timbre y, una vez dentro, amenazó al empleado con un arma de fuego. "Era una persona joven, bien vestida, a la que cualquiera le abriría la puerta. No parecía un delincuente. Apuntó con el arma, exigió el dinero y se fue. Todo fue muy rápido", detalló Soto, afectado por la traumática experiencia que vivió su propio hijo, quien se encontraba a cargo de la caja.
La sorpresa de Soto fue aún mayor cuando, al presentar la denuncia en la Comisaría 16, se enteró de que otro comercio cercano había sido asaltado apenas tres horas antes, cerca del mediodía. El patrón delictivo era idéntico: un hombre joven, actuando en solitario, bien vestido y portando un arma. En ambos casos, los delincuentes evitaron la violencia física, pero recurrieron a amenazas directas y contundentes para lograr su cometido.
Las cámaras de seguridad del cotillón capturaron el momento exacto del asalto. El ladrón esperó pacientemente a que dos clientas se fueran antes de ingresar. Una vez identificado el vendedor, sacó un arma de una riñonera y, mediante gestos, exigió el dinero. El empleado no ofreció resistencia, levantó las manos y entregó un fajo de billetes. El asaltante guardó el efectivo, obligó al trabajador a ingresar al depósito y huyó velozmente. "Todo duró apenas unos segundos. Las cámaras registraron todo", confirmó Soto. Hasta el momento, no hay detenidos, pero la policía investiga si ambos asaltos fueron perpetrados por la misma persona.
Comercio en expansión, seguridad estancada
La zona oeste de Neuquén ha experimentado un auge comercial significativo en los últimos años, con más de veinte establecimientos en unas pocas cuadras. Sin embargo, la seguridad no ha logrado mantenerse a la par de este crecimiento, lo que ha generado una creciente inquietud entre los comerciantes.
"Esto no se trata solo de mi negocio. Queremos estar más protegidos. Que se tomen decisiones para cuidar a los comerciantes y a todos los vecinos", sentenció Soto, quien lamentó la ausencia de presencia policial a pie en el barrio. El comerciante enfatizó que ni las cámaras de seguridad ni la instalación de rejas son suficientes para disuadir a los delincuentes. "Nosotros no podemos poner una ventanita porque somos un cotillón. El cliente tiene que entrar. Pero el comercio de la esquina, que sí tiene reja y ventanita, también fue asaltado. Cuando te apuntan con un arma, olvidate: le entregás todo", expresó con frustración.
Soto también cuestionó el alto costo de la vigilancia privada, que estimó en "$13.500 por hora", una suma equivalente a "pagar otro empleado". Por ello, el comerciante instó a las autoridades a restablecer el patrullaje a pie, recordando que "en Godoy, antes había policías caminando, y eso disuadía". La comunidad comercial del oeste neuquino espera respuestas y acciones concretas para frenar esta preocupante ola de inseguridad.