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El fiscal jefe Pablo Vignaroli y la fiscal del caso Rocío Rivero formularon cargos por estafa contra una mujer que, tras vender servicios de sanación espiritual, se quedó con un bolso con más de 6 millones de pesos y 10 mil dólares que había reunido la víctima, e intentó dejar la provincia. Por prestar una colaboración indispensable para que ocurriera el hecho, la fiscalía imputó el mismo delito a un varón por el mismo delito.

La audiencia se desarrolló ayer por la tarde, luego de que la imputada, S.I; y el varón, D.V, fueran detenidos en un shopping de la ciudad de Neuquén. Ambas personas son de nacionalidad brasilera y no viven en la provincia.

La fiscal Rivero le atribuyó a S.I haber defraudado a una mujer en 6.447.500 pesos y en 10.575 dólares; mientras que a V.D le imputó haber participado en la maniobra, en la recepción y disposición del dinero.

La representante de le Ministerio Público Fiscal en Rincón de los Sauces detalló que el día 30 de abril a las 22 horas, la víctima, “en búsqueda de una ayuda espiritual, se contactó con la acusada mediante la red social Instagram y luego por whatsapp”. “Esto provocó que la mujer, quien atraviesa un momento personal de vulnerabilidad, viera en la imputada una posibilidad de salir de su situación”, indicó Rivero, quien detalló que a partir de ese primer contacto, “la imputada simuló distintos rituales de sanación con el fin de reconciliarla con su pareja”. Según explicó la fiscal, el avance de los rituales generó un vínculo de confianza, hasta que en determinado momento, la imputada comenzó a pedirle que guardara dinero en un bolso y lo colocara debajo de la cama. “Una vez asegurada la existencia del dinero y continuando con su plan criminal, la imputada le dijo a la víctima que veía su energía demasiado baja y que viajaría a Rincón de los Sauces a fin de realizar un trabajo personalizado”, explicó Rivero.

El viaje ocurrió el 13 de abril. Las personas imputadas llegaron a Rincón de los Sauces y se alojaron en habitaciones separadas en un hotel de la localidad “con el fin de no ser vinculados”. La imputada fue a la casa de la mujer y, tras realizar una serie de rituales, le indicó que llevara el dinero al hotel para continuar la sanación, con el compromiso de que, una vez terminada la tarea, la llamaría para devolverle el dinero “sanado”. Sin embargo, cuando la víctima se retiró, las personas imputadas se dieron a la fuga en dos automóviles de alquiler distintos, con dirección a Neuquén, donde finalmente fueron detenidos. Según se pudo constatar luego, el 15 de abril viajarían a Buenos Aires, con destino a Ezeiza.

Rivero encuadró la acusación en el delito de estafa, en carácter de autora respecto de la mujer y como partícipe necesario en el caso del varón (artículos 172 y 45 del Código Penal).

Tras la formulación de cargos, a la que adhirió el querellante particular en representación de la mujer víctima, el fiscal Vignaroli solicitó 4 meses de prisión preventiva para las personas imputadas por existir riesgo de fuga. Argumentó la falta de arraigo –al momento de la detención indicaron vivir en San Pablo, Brasil- y el hecho de que tanto el varón como la mujer disponen de medios como para salir del país.

La querella particular también adhirió al pedido de prisión preventiva de la fiscalía, mientras que la defensa solicitó medidas cautelares menos gravosas, como la imposición de una caución real y presentaciones periódicas ante la fiscalía.

Tras escuchar a las partes, el juez de garantías a cargo de la audiencia tuvo por formulados los cargos, fijó la investigación en 4 meses y dispuso un mes de prisión preventiva para ambas personas acusadas.