La esperanza de River Plate de asegurar un lugar en la Copa Libertadores 2026 se ha reducido a una única y precaria alternativa, dependiente enteramente de resultados ajenos. Tras una serie de eliminaciones frustrantes, el conjunto dirigido por Marcelo Gallardo observa cómo sus chances de acceder al certamen continental se desvanecen.
La última puerta cerrada
La reciente derrota de Lanús en el Torneo Clausura fue un golpe adicional a las aspiraciones Millonarias. Antes de que el Granate cayera ante Tigre, River conservaba una ruta indirecta: si Lanús (que ya había ganado la Copa Sudamericana) se alzaba también con el título del Clausura, se produciría una reasignación de cupos en la Tabla Anual. Esta potencial carambola, que habría beneficiado a River por su posición en dicha tabla, ha quedado definitivamente anulada.
La eliminación previa de River a manos de Racing en octavos de final del Clausura ya había forzado al equipo a buscar caminos secundarios. Ahora, el panorama es de máxima complejidad, obligando a Gallardo y a sus jugadores a ser meros espectadores.
La última carta: título Xeneize o Bicho
Con casi todas las vías de clasificación clausuradas (incluyendo las caídas en la Libertadores frente a Palmeiras y en la Copa Argentina ante Independiente Rivadavia), el único salvavidas que le queda a River está ligado directamente al próximo campeón del Clausura.
Para obtener el boleto al repechaje, es indispensable que el campeón del torneo local sea Boca Juniors o Argentinos Juniors.
¿La razón? Si uno de estos dos equipos se consagra, se activaría el Artículo 27.10 de la Liga Profesional. Este apartado estipula que si un equipo campeón de un torneo ya tiene asegurada una plaza por otra vía (en este caso, por la Tabla Anual), su cupo se desplaza automáticamente al siguiente mejor ubicado en esa clasificación general. Dado que River ocupó el cuarto puesto de la Tabla Anual, sería el inmediato beneficiario de este corrimiento.
El riesgo de la sudamericana
Para el gigante de Núñez, la amenaza de quedar fuera de la Libertadores por primera vez en más de diez años es real. El impacto no es solo deportivo –River es un tetracampeón continental (1986, 1996, 2015 y 2018)–, sino también financiero.
En caso de que el escenario no se dé a su favor, River deberá conformarse con la Copa Sudamericana, un torneo que la institución no disputa en su totalidad desde hace más de una década. Este desenlace representaría un cierre muy adverso para una temporada que ya resultó esquiva en sus principales objetivos.
