Cecilia Grierson (1859-1934), la primera médica de la Argentina y figura central en la lucha por los derechos de la mujer y la educación, dejó una huella imborrable que trasciende los libros de historia: la calle principal de Los Cocos, en Córdoba, lleva su nombre como un recordatorio de su vocación de curar y, sobre todo, de educar.
Pionera por convicción y acción, el título de médica, obtenido en una época donde las puertas de la ciencia parecían vedadas a las mujeres, fue solo el punto de partida de una vida dedicada a la fundación de instituciones, la investigación y el impulso de leyes progresistas.
Sin embargo, en medio de su intensa actividad profesional, existe un capítulo serrano que ilustra su coherencia de vida. El lema que la guio siempre fue "res non verba" (hechos, no palabras).
De refugio de veraneo a misión educativa
El pueblo cordobés de Los Cocos fue inicialmente el lugar elegido por Grierson para sus vacaciones y, posteriormente, su retiro de la actividad científica. Lo que pudo haber sido un simple descanso se transformó en una misión al constatar la grave carencia de acceso a la educación básica que sufrían las familias locales.
Fiel a su convicción de que la educación era la herramienta más poderosa para la igualdad y la proyección de futuro, la Dra. Grierson tomó una decisión fundamental: fundar una escuela.
Ella misma donó el terreno y supervisó la construcción de las paredes de la que sería la primera escuela primaria del pueblo. De esta manera, su compromiso social se materializó en una institución que aún hoy sostiene su legado educativo en la sierra.
Regresar a su historia desde Córdoba no solo significa reconocer a una figura fundamental en la ciencia y la medicina argentina, sino también valorizar la dimensión de su legado comunitario en un rincón apartado, donde una mujer adelantada a su tiempo decidió sembrar un futuro palpable. Su influencia sigue viva en las aulas que hoy llevan orgullosamente su nombre.
