La anticoncepción masculina podría estar al borde de una transformación significativa con la llegada de un innovador hidrogel inyectable y reversible, actualmente en fase de prueba. Este avance científico responde a una demanda creciente de los hombres por asumir un rol más activo en la planificación familiar, ofreciendo una alternativa a las limitadas opciones actuales: el preservativo y la vasectomía.
ADAM: un enfoque no hormonal para el control de la natalidad
A diferencia de los métodos experimentales anteriores, que solían implicar alteraciones hormonales con efectos secundarios indeseados, este nuevo enfoque se inspira en el mecanismo de la vasectomía, pero con una diferencia clave: la reversibilidad. El dispositivo, bautizado ADAM, es un hidrogel biocompatible que se administra con anestesia local directamente en los conductos deferentes. Su función es bloquear el paso de los espermatozoides, sin afectar la producción ni la expulsión del semen.
La gran ventaja de ADAM radica en que, al no ser hormonal, no interfiere con los niveles de testosterona ni con la libido. Está diseñado para ser efectivo por un período de dos años, tras los cuales el hidrogel se biodegrada naturalmente, permitiendo la recuperación de la fertilidad.
El urólogo y sexólogo Leonel Smolje (MN: 11.0794) destacó su alta eficacia, estimada en un 98,99%. "Está en fase 2 de investigación clínica. Para poder comercializarlo necesita estar en fase 3”, explicó el especialista. Si bien aún no se han reportado efectos adversos graves en las primeras fases, se están evaluando posibles riesgos, como la formación de cicatrices en los conductos deferentes que podrían comprometer la reversibilidad. Se estima que la FDA podría autorizar su comercialización para el año 2027, dependiendo de los resultados finales de esta última etapa de ensayos.
La vasectomía en auge y su compleja reversibilidad
Actualmente, las únicas opciones anticonceptivas masculinas eficaces son el preservativo, que además protege contra enfermedades de transmisión sexual, y la vasectomía. Este último método, considerado una decisión permanente, ha experimentado un notable aumento en Argentina. Según el último informe del Ministerio de Salud, el número anual de vasectomías se disparó de 56 en 2015 a 683 en 2019. El Hospital de Clínicas (UBA) reportó un incremento del 559% entre 2019 y 2022, pasando de 22 a 145 pacientes. Este crecimiento no solo refleja una mayor demanda, sino también un cambio cultural en la distribución de la responsabilidad anticonceptiva.
La vasectomía implica el corte de los conductos deferentes para impedir la salida de espermatozoides, sin afectar su producción ni la eyaculación. Aunque es una decisión pensada para ser definitiva, la vasectomía puede revertirse mediante un procedimiento llamado vasovasostomía, que une quirúrgicamente los extremos de los conductos. Sin embargo, los especialistas, como el Dr. Smolje, advierten que no se puede garantizar la recuperación completa de la fertilidad espontánea a través del eyaculado, aunque sí es posible rescatar espermatozoides para técnicas de fertilización asistida.