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La madrugada del domingo marcó un antes y un después en las ya complejas relaciones entre Estados Unidos e Irán. En un operativo denominado "Operación Martillo de Medianoche", con el presunto apoyo estratégico de Israel, las fuerzas armadas estadounidenses atacaron y, según el presidente Donald Trump, "completa y totalmente destruyeron" tres instalaciones nucleares iraníes clave: Fordo, Natanz e Isfahan. El ataque incluyó el lanzamiento de 30 misiles Tomahawk desde submarinos y el uso de bombas antibúnker.

Pese a la contundencia de los ataques, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, buscó bajar el tono en una conferencia de prensa. "Esta misión no fue ni ha sido sobre un cambio de régimen", aseguró Hegseth, remarcando que "EE.UU. no busca la guerra con Irán". Sin embargo, estas declaraciones chocan con la respuesta airada de Teherán.

Irán responde con misiles a Israel
La respuesta iraní no se hizo esperar. El ministro de Exteriores, Abbas Araghchi, afirmó que su país "tiene derecho a defenderse" y acusó a Washington de "cruzar una línea roja muy grande". Horas después de los bombardeos, la Guardia Revolucionaria de Irán lanzó una andanada de 40 misiles sobre Israel, hiriendo a más de 80 personas y causando serios daños en Tel Aviv. El ejército israelí, por su parte, aseguró haber "neutralizado rápidamente" los lanzadores enemigos y anunció nuevos ataques hacia el oeste de Irán.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, elogió la decisión de Trump, calificándola de "histórica". Mientras tanto, las alarmas se encendieron a nivel global. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió sobre una "peligrosa escalada con consecuencias catastróficas". Desde el Vaticano, el papa León XIV clamó en el Ángelus por "detener la tragedia de la guerra", reflejando el temor generalizado a un conflicto regional de mayor alcance.

La Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó que no se detectó radiación fuera de los sitios nucleares bombardeados, pero mantendrá el monitoreo. En la Casa Blanca, el presidente Trump dejó una dura advertencia: "Habrá paz o una tragedia para Irán", sugiriendo que habrá más ataques si Teherán continúa con las represalias.