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La desaparición de Aarón González, dueño de un local de pastas en Santa Teresita, tuvo un desenlace sombrío. El empresario, cuyo rastro se había perdido hace mes y medio, fue encontrado sin vida y sepultado en el predio de la vivienda de Maximiliano Sosa, quien trabajaba para él y ahora es el único detenido.

La clave para destrabar el caso fue la denuncia de Daniel Di Menna, amigo de la víctima. Di Menna sospechó al recibir mensajes de WhatsApp con pedidos de dinero y excusas poco convincentes para no atender llamadas o enviar audios, incluyendo una supuesta "vacación" en Brasil.

Al investigar la coartada, Migraciones confirmó que González no había salido del país. Además, el empleado Maximiliano Sosa figuraba en los extraños diálogos como el hombre a cargo de todas las propiedades y el negocio de la víctima, reforzando la hipótesis de su implicación.

Tras un allanamiento judicial, la policía confirmó la macabra escena con la ayuda de perros rastreadores: los restos de González estaban a un metro y medio bajo tierra en el patio de la casa de Sosa, quien quedó inmediatamente bajo arresto. La justicia investiga el caso como un posible “Robo agravado por codicia / Homicidio”.