Lo que a primera vista parece una venta rápida y sin contratiempos en Facebook Marketplace es en realidad un elaborado fraude que está ganando popularidad en plataformas digitales. La estafa, que se ha vuelto común también en WhatsApp y Messenger, utiliza una combinación de manipulación emocional y falsificación para engañar a los vendedores.
La estructura del engaño: un guion dramático y una transferencia falsa
El fraude se inicia con un supuesto comprador que muestra un entusiasmo inusual por el artículo, dispuesto a pagar sin negociar ni verlo. Poco después, el vendedor recibe un comprobante de transferencia bancaria falsificado, pero convincente, que muestra un monto exageradamente superior al acordado. Por ejemplo, en una transacción de $1.500.000, el comprobante podría mostrar $11.500.000.
La siguiente fase es un acto de alta dramatización: el estafador se comunica desesperado, a menudo con lágrimas y gritos, alegando un error catastrófico. La historia suele incluir un motivo trágico, como el destino del dinero para una operación médica urgente. La presión emocional y la velocidad de los acontecimientos están diseñadas para aturdir al vendedor y obligarlo a devolver el supuesto "excedente" de dinero. En algunos casos, si la víctima muestra escepticismo, un segundo estafador, haciéndose pasar por un "ejecutivo de banco", interviene con un lenguaje técnico para reforzar la mentira.
El rol de las plataformas y la ausencia de controles
El problema se agrava por la falta de medidas de seguridad efectivas en las plataformas como Meta. A pesar de las numerosas denuncias, no existen protocolos de verificación de identidad para los vendedores de artículos de alto valor, lo que permite que los delincuentes operen con perfiles falsos y datos robados. Aunque la empresa se defiende argumentando que no interviene en las transacciones entre usuarios, la realidad es que sus débiles controles han convertido a Marketplace en un terreno fértil para el fraude.
Este tipo de estafas, muchas de las cuales se orquestan desde dentro de las cárceles, no solo generan pérdidas económicas, sino también un profundo daño psicológico y emocional en las víctimas. Hasta que las plataformas y las autoridades implementen controles más estrictos, la responsabilidad de identificar y evitar estos engaños recaerá en los propios usuarios.