La orilla del río Neuquén se ha convertido, una vez más, en el depósito de un posible crimen organizado. Durante una tarea de limpieza en las cercanías de la calle Copahue, personal municipal encontró los esqueletos de seis vehículos, completamente desarmados, a solo cinco metros del cauce. Este inquietante hallazgo ha disparado una inmediata investigación por parte de la Policía para determinar si se trata de unidades robadas, desmanteladas y descartadas en el lugar.
El subsecretario de Limpieza Urbana, Cristian Haspert, reportó el incidente, enfatizando la magnitud del problema: "Es impactante la cantidad de chatarra, y es reciente. Hace poco más de una semana limpiamos esta área". La rapidez con la que aparecieron los restos sugiere que no fue obra de un particular, sino de una operación coordinada. Haspert estimó que el volumen de autopartes y carrocerías solo pudo haber sido transportado en un vehículo de gran porte, como un camión, lo que implicaría que alguien pudo haber sido testigo de los movimientos.
Este descubrimiento no es un hecho aislado. La zona ribereña ha sido un punto recurrente para el descarte de material similar. El funcionario recordó un hallazgo previo de medio millar de parabrisas, lo que refuerza la hipótesis de una actividad ilícita sistemática vinculada al tráfico de autopartes. Los investigadores creen que los autos son robados, despiezados en talleres clandestinos utilizando herramientas como amoladoras –por el tipo de cortes hallados–, y luego se descartan los restos sin valor. El Departamento Sustracción Automotores ya está trabajando para identificar los vehículos y conectar los puntos, mientras la comunidad exige mayor control sobre estas zonas vulnerables al crimen.