El fiscal jefe Pablo Vignaroli y la asistente letrada Tanya Cid pidieron la prórroga por seis meses de una investigación por asociación ilícita en la que diez personas permanecen imputadas por cometer estafas mediante “vishing”, en la ciudad de Neuquén.
El pedido de prórroga lo efectuaron durante una audiencia realizada el martes último en la Ciudad Judicial, en la que Vignaroli planteó que la solicitud cuenta con el aval de los abogados y abogadas de las personas acusadas.
El fiscal jefe remarcó que el caso fue declarado complejo por la cantidad de imputados e imputadas que tiene, así como el de víctimas, lo cual permite ampliar los tiempos de la investigación.
Asimismo, adelantó que existe la posibilidad de que en el corto plazo se arribe a un acuerdo de pena con algunos de los y las acusadas.
El juez de garantías que dirigió la audiencia, respaldó el pedido y amplió el plazo de investigación en seis meses, a contar desde el 8 de enero de 2024.
La investigación que desarrolla el Ministerio Público Fiscal con la colaboración del departamento de Delitos Económicos de la Policía provincial, tiene diez personas imputadas: como líder, fue señalado O. J. A, quien contó con el respaldo de otras nueves personas con diversos roles (A.D.O.P; G.M; D.F.S, R.E.M; C.E.A; J.A.F; T. F; P. M; y L. V).
El delito atribuido fue asociación ilícita en concurso real con estafa (cuatro hechos), ya que integraron una organización destinada a cometer delitos, al menos, durante un año y medio; con cuatro hechos en enero de 2021, marzo de 2021, febrero de 2022 y junio de 2022.
Cada una de estas personas tenía funciones delimitadas y previamente acordadas, para desempeñarse en el contexto de una organización destinada a cometer delitos.
La modalidad delictiva con la que actuaban, era la conocida como "vishing", en la que a través de una comunicación telefónica, el victimario falsea una identidad para obtener información de sus víctimas y, luego, realizar compras en su nombre.
El “vishing” engloba dos conceptos y surge de la combinación de “voice” (voz, en inglés) y “phishing”, tal como se denomina a los engaños basados en la suplantación de identidad.
En este caso, el sistema para cometer los engaños era por teléfono, haciéndose pasar por representantes de empresas, bancos u otras entidades. Por esta vía convencían a quienes llamaban para que les dieran datos personales, de tarjetas de crédito o débito y claves de acceso a cuentas bancarias. Una vez que obtenían esa información, realizaban compras en comercios del rubro de la construcción, electrodomésticos y telefonía, entre otros.
El perjuicio ocasionado a las víctimas fue al menos de 5 millones de pesos.