El sector productivo argentino ha encendido las luces de advertencia ante una profunda retracción fabril que se ha intensificado desde el inicio de la gestión del gobierno de Javier Milei. La contracción ya se traduce en una severa crisis de empleo, con la destrucción de al menos 126.000 puestos de trabajo desde el cambio de administración, según datos cruzados del SIPA y la Cuenta de Generación de Ingreso del INDEC.
Empresarios y economistas señalan que los empleos perdidos son difíciles de reabsorber a corto plazo por actividades en auge, y han criticado duramente lo que consideran una apertura comercial demasiado acelerada y asimétrica.
El impacto de la "competencia desigual"
La principal preocupación del empresariado, visible en un reciente encuentro sectorial, es el avance sostenido de productos importados, especialmente de origen chino. Los industriales manifestaron su alarma ante la entrada masiva de bienes que van desde componentes de acero y autopartes hasta grandes estructuras prefabricadas.
Los cuestionamientos no apuntan a la competencia regional, sino a la desigualdad frente a economías fuertemente subsidiadas. Lucas Salvatore, director de la empresa IDERO, resumió el sentir sectorial:
"Nosotros con mejores condiciones laborales e impositivas podemos competir contra otras empresas de nuestra región, lo que no podemos hacer es competir contra un Estado [extranjero]. Es un error estratégico de la política industrial."
Martín Berardi, presidente Ejecutivo de Ternium, ilustró la magnitud del fenómeno chino, cuyas exportaciones han crecido exponencialmente hasta concentrar el 35% de las manufacturas globales. En Argentina, este efecto se tradujo en un incremento del 80% en las importaciones de acero.
Advertencias sobre el empleo y la "apertura inteligente"
El economista Martín Alfie, de Misión Productiva, hizo hincapié en el problema laboral. Advirtió que la destrucción de puestos en la industria es grave, dado que los sectores de crecimiento (como minería y energía) son vitales para generar divisas, pero demandan muy poco personal.
Paolo Rocca, CEO de Techint, se sumó al llamado, enfatizando la necesidad de una "apertura inteligente". Rocca instó al Gobierno a considerar la defensa de la estructura productiva nacional y a evaluar los efectos de la actual "guerra arancelaria" global.
Incluso la senadora Patricia Bullrich, presente en el cierre del seminario, recordó las lecciones históricas: "La Argentina tiene una experiencia de apertura acelerada y tuvo problemas con eso".
El clamor por reformas
A pesar de las críticas al modelo comercial y la caída de dos puntos porcentuales en el uso de la capacidad instalada, Bullrich recibió apoyo del auditorio por impulsar la reforma laboral en el Congreso. Esta medida, considerada por el empresariado como una "modernización laboral" necesaria, choca con la resistencia de sindicatos y la oposición.
Si bien el Ejecutivo presiona por avanzar con la reforma laboral, los industriales también han elevado el reclamo por una reforma tributaria más amplia. Desde el Gobierno se solicitó paciencia, indicando que esta iniciativa llegará recién "a mediados de año" y desviando parte de la responsabilidad de la alta carga impositiva a los impuestos cobrados en las jurisdicciones provinciales y municipales.
