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Un informe revela que solo el 43% de los hogares alcanza el estatus medio por ingresos, contrastando con el 65% que aún se identifica con este estrato

La inestabilidad económica que afecta a Argentina está impactando severamente a la clase media, un pilar fundamental del tejido social del país. Un nuevo estudio revela que, en términos reales de ingresos, este segmento ha dejado de ser mayoritario: solo el 43% de los hogares argentinos califica como clase media. En contraste, la clase baja asciende al 52%, mientras que la clase alta se mantiene en un reducido 5%.

Estos datos provienen del informe titulado "Esperando la Carroza: la ‘clase media Mafalda’ se diluye", elaborado por la Fundación Pensar (el think tank del PRO) en colaboración con la consultora Casa Tres, y publicado tras un relevamiento realizado entre septiembre y octubre. El análisis combinó una encuesta a 2.319 hogares con cifras oficiales del

Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

Para ser clasificado dentro del estrato medio, el informe establece que los ingresos familiares deben oscilar entre los $2.000.000 y $6.500.000 (cifras del período del estudio). Según estas métricas, el segmento medio sigue perdiendo terreno y deja de ser el grupo predominante.

Percepción versus realidad

Un hallazgo central del estudio es la desconexión entre la situación financiera real y la auto-percepción social de los ciudadanos. Pese a que menos de la mitad de los hogares tiene ingresos que lo certifican, el 65% de los encuestados afirmó considerarse a sí mismo como perteneciente a la clase media.

La preocupación es palpable: el 54% de los consultados aseguró que su capacidad de consumo es significativamente inferior a la que poseían un año atrás. Además, el 55% percibe que la clase media se está reduciendo, una visión que solo es rebatida por dos de cada diez encuestados.

En términos absolutos, el think tank estima que el país alberga hoy 8 millones de hogares de clase baja, frente a 7 millones de clase media y menos de un millón de clase alta.

El trabajo como herramienta de supervivencia

El estudio devela una profunda crisis en el vínculo de gran parte de la población con el ámbito laboral. Un dato contundente es que 6 de cada 10 trabajadores de clase media afirmaron que su empleo solo les alcanza para "subsistir".

Esta realidad refleja una mutación en la identidad del segmento medio, marcada por la precarización, la pérdida de poder adquisitivo y la sensación de estancamiento. La tradicional promesa de movilidad social ligada al esfuerzo y la educación se desvanece, arrastrando consigo la esperanza de un futuro mejor.

Guillermo Oliveto, fundador de la consultora, lo explica así: "La clase media fue históricamente el corazón del imaginario nacional. Hoy vive un proceso de mutación: sigue siendo aspiracional, pero sufre la pérdida de seguridad y previsibilidad que la definían".

Este cambio se cristaliza en un fenómeno de "consumidor sacrificial" que reemplaza al antiguo "consumidor aspiracional". Si antes el consumo era un símbolo de bienestar y progreso, ahora es un acto de esfuerzo y resignación. Las familias se ven forzadas a proteger a toda costa los gastos esenciales (como educación y salud) y aplazar sistemáticamente cualquier otro tipo de compra o inversión.

Finalmente, el sondeo subraya una sensación de retroceso intergeneracional: el 41% de los argentinos cree que vive en una situación peor que la que vivieron sus padres, y apenas uno de cada cuatro considera que su situación es mejor. En este contexto, el empleo ha dejado de ser un motor de ascenso para convertirse meramente en un mecanismo de supervivencia.