La deuda externa bruta de Argentina alcanzó un nivel sin precedentes durante el segundo trimestre de 2025. Los últimos datos del INDEC revelaron que el stock de pasivos escaló por encima de la barrera simbólica de los $300.000 millones, situándose exactamente en $305.043 millones.
Este salto representa un incremento notable de $23.783 millones en solo tres meses, una suba trimestral del 8,5%. Este fuerte aumento en el compromiso de deuda se produce en un escenario macroeconómico complejo, caracterizado por el déficit persistente en la cuenta corriente y una severa escasez de reservas internacionales.
La Inyección de Organismos Internacionales, el Motor del Salto
El factor determinante de este repunte en el endeudamiento fue la asistencia financiera masiva provista por organismos multilaterales.
·El Fondo Monetario Internacional (FMI) fue el principal responsable, con un desembolso superior a los $12.000 millones en el período.
·Otros acreedores, como el BID, el BIRF y la CAF, también sumaron compromisos al stock total.
De hecho, los pasivos con organismos internacionales ya suman $92.964 millones, y casi el 60% de ese total corresponde directamente al FMI. El grueso del crecimiento trimestral se concentró en el Gobierno General, cuyo endeudamiento se disparó en $18.480 millones.
Incluso el Banco Central (BCRA) sumó $2.380 millones a sus pasivos por la ampliación de una operación REPO con bancos extranjeros. Además, el sector privado—incluyendo empresas, hogares y otros bancos—contribuyó con un aumento de más de $3.000 millones al stock total.
La Fragilidad de la Deuda frente a las Exportaciones
Más allá de la cifra récord, la preocupación se centra en la sostenibilidad de esta deuda. Al comparar el monto adeudado con la capacidad del país para generar dólares, el panorama es desafiante.
La relación entre la deuda externa y las exportaciones anuales superó el 300% durante el segundo trimestre. Esto significa que Argentina debe más del triple de lo que vende al exterior en un año. Aunque este ratio llegó a ser aún más alto durante el punto álgido de la pandemia (superando el 400% entre 2020 y 2021), el nivel actual sigue siendo una señal de alerta.
A pesar de que más del 70% de la deuda en moneda extranjera tiene vencimientos de largo plazo—lo que ofrece un respiro inmediato—, analistas señalan dos puntos críticos que complican el manejo futuro:
1.La alta concentración de compromisos con el FMI y otros multilaterales.
2.La debilidad crónica de las reservas del BCRA.
El nuevo techo de endeudamiento subraya la dependencia del financiamiento externo y anticipa que la gestión de la deuda seguirá siendo el principal escollo para la política económica nacional. Sin un plan que logre impulsar las exportaciones y revertir el déficit de cuenta corriente, la economía argentina continuará en un ciclo de tensiones financieras recurrentes.