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El conjunto dirigido por Lionel Scaloni construyó una nueva victoria ante Chile en el Monumental y atizó nuevas certezas sin Lionel Messi y en la noche homenaje a Ángel Di María.


En las tribunas del Estadio Monumental se repite una sensación: la Argentina de Lionel Scaloni es inevitable. Sin Lionel Messi, todavía recuperándose de la lesión que lo obligó a ser reemplazado en la final de la Copa América, ni Ángel Di María, quien fue homenajeado en la previa tras su retiro de la Selección, la campeona del mundo y bicampeona de América vapuleó por 3-0 a Chile con los goles de Alexis Mac Allister, Julián Álvarez y Paulo Dybala. “Argentina está bien en todo”, se rindió Ricardo Gareca, entrenador de la Roja, tras la derrota en la fría noche de Núñez.

Las cifras de su constancia son incuestionables: apenas perdió dos de los 64 encuentros que disputó en los últimos cinco años en una travesía en la que levantó cuatro títulos. Consumada una victoria que lo consolida en la cima de las Eliminatorias Sudamericanas con 18 puntos en siete cotejos, los jugadores volvieron a celebrar la Copa América conquistada en Estados Unidos en el reencuentro con su público, otra postal inolvidable en el ciclo más exitoso de la historia del tricampeón mundial que sueña con levantar su cuarta corona en 2026.

Argentina es una gota malaya. Pese al esfuerzo de Chile durante el primer tiempo, cuando se abroqueló atrás y resistió los embates albicelestes, el anfitrión consiguió quebrar el bloque bajo propuesto por Gareca. Con la solidez defensiva como bandera, construida sobre las figuras de Emiliano Martínez y Cristian Romero, la formación de Scaloni nunca pierde la paciencia mientras busca cómo descifrar el enigma defensivo del rival.

Después de un primer tiempo en el que la Roja incluso tuvo la chance más clara con un cabezazo de Matías Catalán, Argentina salió a arrollar tras el entretiempo y en una de las primeras jugadas edificó el 1-0 con una genialidad de Lautaro Martínez y una definición sutil de Alexis Mac Allister. Julián Álvarez, con un bombazo desde media distancia, y Paulo Dybala sellaron el 3-0 definitivo.

Ya sin Di María y a la espera del retorno de Messi, la Argentina empieza a atravesar una renovación en algunas posiciones. “La selección necesita que nadie se relaje. No me gusta hablar de recambio”, detalló Scaloni post partido y citó el caso puntual de Alejandro Garnacho, quien ingresó a los 78 minutos: “Hoy le tocó a Alejandro. Necesitamos que entre en la manera de jugar del equipo. Hoy entendió todo, hizo todo bien. Picó cuando tenía que picar y frenó cuando tenía que frenar. Es un jugador que nos puede aportar mucho. Tiene que ser con calma porque hay que llevarlo de a poco. Ya le tocará jugar como a los demás chicos y nos dará alegrías”.

La gestión del grupo de Scaloni ha sido uno de los secretos del éxito argentino, interpretando los momentos para utilizar al jugador adecuado en el contexto exacto. Con un equipo que se encamina a una clasificación mundialista anticipada, Scaloni ya proyecta el futuro: “Si las cosas van bien en las Eliminatorias, es posible que los chicos empiecen a sumar minutos, pero lo haremos cuando sea el momento adecuado”.

Con varias figuras consolidadas -Martínez en el arco, Romero como zaguero y De Paul como metrónomo del mediocampo-, Argentina tarde o temprano encuentra soluciones a los desafíos que le traza el rival: “Tenemos jugadores que la rompen, atrás, en el medio y arriba. Los cambios, que hicieron mucha diferencia también. Son jugadores de jerarquía, de nivel mundial, y lo demostramos todos los fines de semana”, analizó Dibu Martínez.