Ubicado a escasos kilómetros de Varvarco -en pleno norte neuquino- el Parque Arqueológico Colo Michi Có es un tesoro que despierta admiraciones entre los expertos del país y del mundo. Este sábado, el gobernador Rolando Figueroa recorrió las instalaciones del parador que se encuentran a 1,5 kilómetros del parque, para interiorizarse acerca de los servicios y las necesidades para recuperar la operatividad y gestión de esta atracción distintiva de la Región Norte.
Tras recorrer la oficina del centro de servicio al visitante, el mandatario destacó las virtudes del mayor sitio de arte rupestre de la Patagonia. Colo Michi Có está ubicado en el departamento Minas, sobre la Cordillera del Viento, cercano también a la localidad de Las Ovejas. Es uno de esos sitios que merecen ser visitados y que se potenciarán con las nuevas estrategias tendientes a desarrollar el turismo, una de las principales actividades económicas de la provincia.
Su nombre tiene origen mapuche y significa Aguada del Gato Pardo, con referencia al manantial cercano. Figueroa se interiorizó tanto por las comodidades que se les ofrecen a científicos y turistas, como así también por las acciones para preservar de eventuales daños a estos bienes patrimoniales, que hacen a la identidad neuquina.
El parque es de acceso público, entre noviembre hasta abril. La intención de la actual gestión es volver a hacer funcionar los servicios y el parador de descanso.
Figueroa estuvo acompañado por el intendente de Huinganco, Luis Sepúlveda.
Sitio turístico
El factor característico de este sitio es sin lugar a dudas la variedad y cantidad de grabados que han sido esculpidos en las rocas. Cerca de 600 bloques desperdigados en un radio de 14 hectáreas, con unas 2.800 representaciones sobre cerca de mil rocas grabadas con los petroglifos, que son una forma de arte rupestre que consisten en grabados realizados sobre piedras de distintas dimensiones, propios de la época prehistórica o de los pueblos primitivos.
Se cree las figuras fueron realizadas hace 1.500 años, por tribus nómades anteriores a los pehuenches primitivos. Las piedras que allí se encuentran son de tamaño diverso, y su peso va de 50 kilos a una tonelada. Cabe mencionar que la zona norte neuquina es el área que presenta el mayor número de grabados sobre rocas, protegidas bajo la Ley de Patrimonio.
Los petroglifos de Colo Michi Có fueron descubiertos y dados al conocimiento público por primera vez en 1938, por el minero húngaro Bela Beiko, quien, buscando vetas de oro en la Cordillera del Viento, se tropezó con esas raras y numerosas piedras con extrañas marcas.