En medio del frío y la devastación, los socorristas, auxiliados por los primeros equipos de emergencia llegados de otros países, luchan contra el reloj para encontrar personas con vida tras el terremoto de magnitud 7,8 del lunes a las 4.17 (23.17 del domingo en Argentina), con epicentro en el sureste de Turquía.
La cantidad de muertos por el terremoto de magnitud 7,8 que sacudió el lunes a Turquía y Siria supera las 11.200 personas y los heridos ascienden a 55.000, según el nuevo balance difundido este miércoles, mientras los equipos de rescate seguían buscando sobrevivientes en medio del frío y la devastación.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que visitó la ciudad de Kahramanmaras, epicentro del sismo, anunció que el número de víctimas fatales en su país alcanzó las 8.574 personas, mientras que en Siria 2.662 cuerpos fueron recuperados de los escombros.
Según el presidente turco, 50.000 personas resultaron heridas, en tanto que los socorristas y las autoridades sirias mencionaron 5.000 heridos, de acuerdo a l consignado por la agencia de noticias AFP.
"Hemos tenido dificultades al principio con los aeropuertos y en las carreteras, pero este miércoles estamos mejor y el jueves estaremos mejor", afirmó el jefe del Estado turco, ante las críticas y el enojo por la lentitud de la ayuda.
El papa Francisco instó a la comunidad internacional a auxiliar a los afectados por el devastador sismo: "Agradezco a quienes se están esforzando para llevar ayuda y animo a todos a la solidaridad con estos territorios, en parte ya martirizados por una larga guerra", declaró durante la Audiencia General que encabezó en el Vaticano.
Los socorristas, auxiliados por los primeros equipos de emergencia llegados de otros países, luchan contra el reloj para encontrar personas con vida tras el terremoto de magnitud 7,8 del lunes a las 4.17 (23.17 del domingo en Argentina), con epicentro en el sureste de Turquía.
El ministro de Interior de Turquía advirtió que las próximas 48 horas iban a ser "cruciales" para encontrar sobrevivientes del sismo, que llevó a Ankara a decretar siete días de luto nacional.
Se trata del peor terremoto que ha vivido Turquía desde 1999, cuando una sacudida mató a 17.000 personas, un millar de ellas en Estambul.
Este martes, en la localidad siria de Jindires, los socorristas pudieron rescatar a una niña recién nacida entre los escombros del inmueble.
La bebé estaba todavía unida por el cordón umbilical a su madre, fallecida como el resto de miembros de la familia.
Sin embargo, el rescate llegó tarde para Irmak, una adolescente de 15 años. En silencio, su padre Mesur Hancer sostenía la mano inerte de la chica atrapada en los restos de un bloque en Kahramanmaras (sureste de Turquía).
El devastador terremoto estuvo seguido por numerosas réplicas, algunas potentes, que provocaron el pánico en numerosos supervivientes, temerosos de volver a sus casas.
En la ciudad turca de Gaziantep, muchos decidieron refugiarse en el aeropuerto. "Ahora mismo, nuestras vidas están realmente marcadas por la incertidumbre", dijo Zahide Sutcu, que huyó de su casa con sus dos hijos.
En total, la Organización Mundial de la Salud calcula que 23 millones de personas quedaron "expuestas" a las consecuencias del terremoto, "incluyendo cinco millones de personas vulnerables".
Este martes comenzaron a llegar los primeros equipos de rescate extranjeros. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que decretó el estado de emergencia por un periodo de tres meses en diez provincias afectadas, indicó que 45 países ofrecieron ayuda, entre ellos Argentina.