Asociaciones civiles vinculadas a la seguridad y la educación vial presentaron un proyecto de ley para implementar el programa "Alcoholemia Cero en la Conducción" en todo el territorio provincial. La medida deriva del pedido de funcionarios nacionales de Vialidad de alcanzar legislación en la materia en las distintas jurisdicciones del país. Fue presentada por Fabiana Marillán y Sandra Torres de las asociaciones civiles Estrellas del Neuquén y Bien Argentino, respectivamente.
La implementación del programa apunta a disminuir al máximo los siniestros viales relacionados al consumo de alcohol que conllevan consecuencias extremadamente graves o fatales. A tal fin, la propuesta modifica las leyes 2178 –de adhesión a la normativa nacional- y 2374 –de porcentajes permitidos de alcohol al volante-, fijándose en cero la tasa de alcoholemia. Los conductores no podrán negarse a realizar los test de control de alcoholemia.
La medida contempla también sanciones ante incumplimiento de la norma, que recaen en multas o en la inhabilitación de la licencia de conducir. El valor de las multas se mide por Unidades Fijas denominadas UF con un valor individual equivalente al precio de un litro de nafta especial. El monto final de la multa se determinará en función de la cantidad de UF que se fijarán en la sentencia. En tanto, la inhabilitación temporal o permanente del carnet de conducción será dictaminada por la autoridad competente cuando la reincidencia de infracciones graves convierta al conductor en un potencial riesgo para las personas.
Los fundamentos recuerdan que la capital neuquina cuenta, desde el año 2016, con una ordenanza en la materia que prohíbe la ingesta de todo tipo de alcohol para los conductores de vehículos. Mencionan la importancia que en su momento adquirieron las campañas de concientización, entre ellas las del “conductor designado” para atribuir la tarea de conducción a uno de los integrantes del vehículo que no haya consumido bebidas alcohólicas.
A la vez, retoma las consecuencias que genera en el organismo la ingesta de alcohol, entre ellas la reducción de la transmisión sináptica en el sistema aguda y crónica del cerebro, lo que afecta directamente funciones intelectuales como el cálculo, el aprendizaje y la compresión.
Por último, las autoras aluden a una serie de datos estadísticos que dan cuenta que el 15.2% de la población mayor de 18 años manejó un vehículo habiendo bebido alcohol al menos una vez en los últimos 30 días, mientras que el 25.1% de los conductores siniestrados declaró consumir alcohol en las horas previas al siniestro.