Mónica Ocare perdió hace 3 años a Agustín, su hijo de 17 años. Llevó adelante una dolorosa lucha contra el síndrome de Still, una extraña afección que finalmente se lo llevó. Y ahora tiene dos proyectos: encontrar un chico que el 20 de febrero cumpla 20 años, los que festejaría su hijo, para poder recibir un abrazo y formar un grupo de papás que hayan perdido hijos para ayudarse y acompañarse ante semejante dolor.

“No podemos dejarnos morir, no debemos dejarnos morir”, planteó Mónica. “Todos venimos con una misión y si nuestros hijos se fueron primero es porque seguramente la misión de ellos terminó. La nuestra no. Algo tenemos para hacer: transformar el dolor en amor. Tenemos que buscar la manera”, reflexionó.

Agustín nació el 20 de febrero de 2.002 y este año, el 20 de febrero de 2.022, cumpliría 20 años. “Vendo pensando desde hace tiempo, cómo transformar ese día que es muy significativo, porque Agustín cumpliría 20 años, me parecía que es el momento que si estuviera aquí conmigo, con todos nosotros que lo queremos tanto, sería un día para festejarlo. Como no va a estar y no puedo cambiar esa realidad, quiero transformar ese día que signifique una sonrisa para otro. Y si encuentro a esa persona, a ese chico que nació el mismo día que mi Agus y le puedo sacar una sonrisa y si me puede regalar un abrazo, para mí va a estar todo bien”, señaló.

Mónica pasa de la sonrisa de alguna anécdota de Agustín al llanto sereno de su dolor. Busca en sus recuerdos y siempre encuentra momentos de amor y de ausencia. Estos tres años la han golpeado, herido, lacerado en el alma. “El duelo por la muerte de un hijo no se parece a otro. No se puede explicar con palabras, no se puede dibujar, no se puede resumir en una canción, simplemente hay que pasarlo… en mi caso tuve los primeros días de mucha tristeza, angustia, enojo. Después pasó a ser un poco de tristeza y angustia, pero sabía que tenía que seguir… Agus me enseñó que todos venimos con un día y una hora determinada para nacer y para morir”, reflexionó.