Una banda de 20 delincuentes que serían del Primer Comando de la Capital perpetró un ataque en la ciudad de Araçatuba, interior del estado de San Pablo. Ataron a uno de los rehenes al techo de uno de los autos usados en el atraco. Hay al menos tres muertos. Una madrugada de terror.
Al menos 3 personas murieron durante un masivo ataque perpetrado en la madrugada del lunes por 20 delincuentes para robar dos bancos en la ciudad de Araçatuba, interior del estado de San Pablo, acción en la cual usaron como escudos humanos a vecinos, controlaron con un dron la fuga y dejaron explosivos en las principales avenidas para evitar ser perseguidos por la policía.
El espectacular ataque -que incluyó poner a rehenes atados al techo de los automóviles usados para el atraco- conmocionó a Araçatuba, ciudad de 200.000 habitantes, ubicada a unos 500 kilómetros de la ciudad de San Pablo.
"Vivimos una madrugada de terror, le pido a la población no salir de casa, no habrá comercio ni transporte urbano porque hay explosivos diseminados por las calles", dijo el intendente de la ciudad, Dilador Borges.
Este es el sexto ataque en la región sudeste y sur de Brasil perpetrado para robar bancos con este modus operandi, la toma de ciudades de pequeño porte para robar bancos con la ayuda de la toma de rehenes y el uso de explosivos en la fuga.
Según informó un portavoz policial, la respuesta de la policía era anticipada por los delincuentes, que usaron un dron para utilizar las salidas de la ciudad luego del atraco perpetrado a los bancos Caixa Económica Federal y Banco do Brasil. "Hicieron una barrera humana con los rehenes", contó el intendente.
Uno de los fallecidos es un hombre en situación de calle que tocó un explosivo dejado por los delincuentes.
Dos de presuntos miembros del grupo de asaltantes fueron detenidos, uno murió y otro está baleado en un hospital, dijo el subsecretario de Seguridad de San Pablo, Alvaro Camilo. Las cámaras de tránsito y de seguridad de la ciudad lograron filmar cómo los rehenes eran usados como escudos en el tiroteo y atados a los techos de los cuatro vehículos usados para la fuga.
No se descarta que la autoría del caso tenga vinculación con el Primer Comando de la Capital, el PCC, la mayor organización criminal de Brasil y de la región sudamericana, que controla el tráfico de drogas y armas y nació dentro de los presidios paulistas.