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La industria del juguete en Argentina finalizó la temporada navideña con cifras que confirman un cambio de tendencia en el consumo. Según el último relevamiento de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), las ventas experimentaron una contracción del 6,9% en términos de unidades respecto al mismo periodo del año anterior, consolidando un 2025 de retracción para el sector.

Un mercado dominado por lo extranjero

El informe destaca una asimetría creciente en la oferta: actualmente, 7 de cada 10 juguetes comercializados en el país son de origen importado. Esta predominancia de productos del exterior, que ya alcanzan el 70% del mercado total, ha desplazado significativamente a la manufactura nacional, que lucha por competir en precios y variedad.

Matías Furió, titular de la CAIJ, describió a un comprador mucho más pragmático y selectivo. El cliente actual ha dejado de lado la fidelidad a las grandes marcas o licencias para volcarse a una búsqueda exhaustiva de funcionalidad y promociones, priorizando el ahorro por sobre cualquier otra variable.

La digitalización total del pago

A pesar de la caída en el volumen de ventas, la financiación se convirtió en el único motor de la actividad. La reducción en las tasas de interés permitió el regreso de las cuotas sin interés, lo que transformó radicalmente la forma de pago:

·Adiós al efectivo: Las operaciones con dinero físico fueron casi inexistentes, representando una parte marginal del total.

·Dominio digital: El 95% de las compras se efectuaron a través de tarjetas de crédito, débito y billeteras virtuales.

·Comercio electrónico: Aunque el canal online se mantuvo estable con un 25% de participación, empezó a sentir la presión de plataformas globales como Amazon y Temu, que comienzan a ganar terreno frente a los vendedores locales.

El declive de la juguetería tradicional

El eslabón más castigado de la cadena fue el comercio físico minorista. Las jugueterías de barrio y locales tradicionales sufrieron un derrumbamiento cercano al 10% en sus ventas, un factor determinante para el balance negativo de la campaña.

Tras un Día del Niño decepcionante y una Navidad austera, el sector quema ahora sus últimos cartuchos con la llegada de los Reyes Magos. Los comerciantes esperan que esta festividad aporte el oxígeno necesario para liquidar el stock acumulado y mitigar, aunque sea parcialmente, las pérdidas de un año marcado por la cautela extrema de las familias argentinas.