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Desde la devastada Franja de Gaza, el padre Gabriel Romanelli, párroco de la Iglesia Sagrada Familia, la única parroquia católica en la región, relató con estremecedora crudeza el bombardeo israelí que sufrió su templo la semana pasada. "Estaba todo bastante sereno. Había salido del despacho, estaba bajando las escaleras para tomar unos mates con mi compañero de misión. Eran las 10 de la mañana y se escuchó una gran explosión", contó Romanelli, de nacionalidad argentina, detallando el momento exacto del ataque.

En diálogo con medios argentinos, Romanelli no dudó en describir la situación: "La Franja de Gaza, donde vivimos dos millones de personas, es una gran prisión a cielo abierto". El sacerdote hizo un enfático llamado a Israel para que permita el ingreso de ayuda humanitaria, advirtiendo que "cuanto más tiempo pasa, más gente muere".

Si bien el padre Romanelli se recupera de una herida en su pierna, el ataque contra la iglesia dejó un saldo trágico: 3 muertos y 15 heridos, dos de ellos de gravedad. "Están en recuperación, uno de ellos tiene el pulmón perforado y otro varios órganos dañados", precisó. Conmovido, recordó cómo Sohel, un joven que había llegado para dar la comunión a los enfermos, recibió las esquirlas de la explosión justo delante de él. "Yo fui alcanzado por las esquirlas en la pierna y un costado, pero socorrí a Sohel porque se estaba desangrando, la sangre le salía a borbotones", relató.

Un llamado a la paz y la urgencia de ayuda humanitaria

"Esto no ayuda a la paz entre Palestina e Israel, no ayuda ni a la justicia ni a la reconciliación. Lo que se ha hecho hasta ahora va a tardar muchos años en repararse. Un día más de guerra no hace otra cosa que aumentar las penas. Hace falta todo en la Franja de Gaza", expresó Romanelli a C5N. Sus declaraciones se producen un día después de que el Papa León XIV se pronunciara públicamente contra la guerra, exigiendo un cese al fuego inmediato. El párroco confirmó que mantiene una comunicación constante con el actual Sumo Pontífice, al igual que lo hacía con el Papa Francisco hasta su fallecimiento, quien se había mantenido en diálogo diario con él desde el inicio del conflicto el 7 de octubre de 2023.

La comunidad católica en Gaza, minoritaria, ha sido descrita por Romanelli como "una familia shockeada" tras el ataque. "Antes de la guerra éramos 1017 católicos, entre apostólicos y ortodoxos.

Desde el inicio de la guerra, por muerte natural, falta de medicamentos o por asesinatos, 57 personas murieron. Además, tenemos muchos heridos", detalló.

La Iglesia Sagrada Familia se ha convertido en un refugio vital para unas diez familias que perdieron sus hogares debido a los incesantes bombardeos. Romanelli contó que incluso su despacho ha servido de albergue para familias palestinas. "No tenemos dónde ir. La Franja de Gaza, donde vivimos dos millones de personas, es una gran prisión a cielo abierto, una gran jaula. No hay un solo lugar que no haya sido bombardeado", lamentó, antes de revelar la escalofriante cifra de 58 mil personas fallecidas desde octubre, entre ellas 17 mil niños.

Desesperación por la falta de recursos

La principal misión de la iglesia católica en Gaza, la asistencia social y el abastecimiento de comida y agua, se ve gravemente comprometida. Romanelli denunció que desde hace cuatro meses, la ayuda humanitaria ingresa a la Franja de Gaza a cuentagotas. Como ejemplo de la crisis, mencionó que un litro de gasoil se vende a 25 dólares y un kilogramo de azúcar a 100 dólares. "¿Quién puede pagarlo? ¿Quién tiene ese dinero? La vida ya era miserable acá", se lamentó.

"Lo primero que pide la gente es que pare todo. Hay 2 millones y medio de personas que esperan por comida y la solución no es matar a la gente, es dejar entrar comida", insistió el párroco en diálogo con Radio Splendid. Amplió sus denuncias, afirmando que "las ayudas humanitarias que prometieron, si es que han entrado, no son suficientes. En las fronteras de Jordania con Egipto hay muchos camiones que están esperando entrar. Esperemos que los que tengan que tomar la decisión tomen la decisión justa que es dejarlos entrar".

Una de las consecuencias más desgarradoras de esta situación, explicó Romanelli, es el aumento de muertes no por las bombas, sino por la desnutrición. "Es algo terrible, en los niños se hace evidente, pero también entre los adultos", advirtió el sacerdote, haciendo un llamado urgente a la comunidad internacional para que se actúe antes de que la tragedia se profundice aún más.