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Una nueva marcha de jubilados frente al Congreso de la Nación terminó, una vez más, en escenas de represión por parte de las fuerzas de seguridad. El amplio despliegue de Gendarmería, Policía Federal y Prefectura buscaba impedir el corte de calles, pero derivó en incidentes que dejaron, al menos, dos fotógrafos afectados por gas pimienta, aunque fuera de peligro.

La movilización de este miércoles es la decimoquinta protesta en lo que va del año contra el ajuste impulsado por el gobierno de Javier Milei. Según un relevamiento del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), basado en registros de detenciones de abogados, organizaciones independientes, la defensa oficial, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), postas sanitarias y el SAME, la represión policial ha dejado un saldo preocupante: 129 detenidos y 406 heridos entre enero y mayo de este año.

Las cifras de heridos aumentan si se amplía el rango de manifestaciones. Un informe de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) sobre la aplicación del protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich revela que 1.231 manifestantes han terminado lastimados y requirieron asistencia médica en operativos policiales, tras un monitoreo de 25 movilizaciones en lo que va del año. La CPM también contabilizó 132 detenidos, un incremento significativo respecto a los 98 del año anterior.

A la protesta de jubilados de este miércoles se sumaron diversos sectores, incluyendo médicos residentes del Hospital Garrahan, quienes se encuentran en lucha contra el vaciamiento de la salud pública. También contaron con el apoyo de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y organizaciones de izquierda, entre otras.

Entre los afectados por la represión se encuentra el fotógrafo Antonio Becerra, colaborador del medio Tiempo Argentino, quien semanas atrás fue intimidado por el asesor presidencial Santiago Caputo. Según trascendió, el operativo de seguridad para esta marcha contó con el despliegue de aproximadamente 1.000 efectivos.

La semana pasada ya se habían registrado graves episodios de represión en protestas, con detenciones no solo de manifestantes sino también de reporteros gráficos. Los mayores incidentes se produjeron al final de la tarde, cuando las fuerzas de seguridad concretaron detenciones y demoraron a trabajadores de prensa. La persistencia de estos incidentes genera un creciente debate sobre el uso de la fuerza en las manifestaciones públicas y el derecho a la protesta.