Beti moreno fue oradora del acto por el día de la "Memoria, verdad y justicia" en Cutral Co. "¿Por qué vamos a besar, abrazar, a tener siempre en el corazón a las abuelas, las madres, a los hijos y a los sobrevivientes? Porque ellos hicieron prácticas reales, no un simple vocabulario, un simple discurso", destacó.
El acto contó con la presencia del intendente Ramón Rioseco, abanderados de escuelas, concejales, funcionarios del gabinete de Cutral Co. No estuvo el intendente de Plaza Huincul, Claudio Larraza aunque si lo hizo Soledad de la Cruz, secretaria de la Mujer y el concejal Fernando Doroschenco. "Los hijos de esas mujeres con mayúscula, ¿qué eran chicos para ustedes que son muy mínimos y están estudiando? Eran y éramos militantes. Eran militantes con mayúscula. Y en ese tiempo, nuestros ejes de la militancia eran la conciencia, la alegría y el compromiso para nuestro pueblo. Y nosotros éramos nuestro pueblo", resaltó.
"Nosotros teníamos una característica, acá está mi bella Loli, Pedro, los sobrevivientes también: éramos del barrio y estábamos en el barrio. Nos tocara hacer nuestra actividad de militante en ese barrio que era nuestro, o en otro. También eso desapareció. Esos años, nos remitimos ahora a los 70, eran años de creación, de efervescencia popular por conseguir una patria más libre, justa y soberana", señaló.
"En las calles y en los barrios entonces, éramos cientos y miles de compañeros y compañeras luchando por justicia social, justa distribución de la riqueza, salarios dignos y mejores condiciones de trabajo. Ayudábamos y construíamos pisos, paredes, casas. Construíamos baños en las casas de acá, específicamente estoy hablando ya de Cutral Co y Plaza, casas muy humildes y ayudábamos a hacer los baños como ellos nos indicaban o los compañeros de ingeniería, que había un montón por Challacó o los compañeros en las facultades de Neuquén que también venían", rememoró.
"Eso era para nosotros, ser militantes. Enseñábamos también a leer y escribir a quienes, a los adultos, a nuestros mayores, a los padres, a los abuelos. Trabajábamos mucho con los mapuches en los barrios. En el Peni Trapun, que era mi barrio, fundamentalmente había muchos y se compartía totalmente con ellos todo el trabajo. Hacíamos algo que era impensado en la época: conseguíamos películas y las llevábamos a los barrios", relató.
"Y el golpe genocida, cívico- militar, todos sabemos que se consumó en 1976. Todos, todas esas malas personas inhumanos, secuestraron, asesinaron, hicieron desaparecer, violaron, torturaron. Todos, sin excepción. Y sin ninguna, ninguna discusión, son 30.000 los compañeros y compañeras desaparecidos", puntualizó.