Por: @recirculandoenccoph - Laura Martinasso
Los ventarrones que azotan nuestras ciudades ponen a la vista de todos una de las peores caras que tienen las comunidades: la basura/residuos. Los incontables kilos de plástico que rodean el perímetro urbano vuelan con el viento en días como hoy para estamparse contra cualquier obstáculo que los detenga. Tanta basura tapizando el campo y los barrios de la periferia muestra todo lo que aún nos falta recorrer en materia de consumo responsable, legislación sobre envases, tratamiento de los residuos domiciliarios, erradicación de micro basurales en las zonas suburbanas, cumplimiento de leyes y ordenanzas, etcétera.
Una recorrida por las afueras de las ciudades alcanza para advertir un paisaje desolador. Grandes terrenos tapizados con bolsas plásticas, baldíos llenos de basura y de malezas, esquinas convertidas en basurales y ni hablar de las zonas aledañas a los basurales a cielo abierto. Por sino lo pensaron vive gente cerca de esos lugares ilegales y altamente contaminantes.
El problema no es nuevo, no se junta tamaña cantidad de basura en poco tiempo. Hace muchos años que agrupaciones, medios y otras voces vienen alertando sobre esta grave situación sin que se advierta una reacción de las autoridades municipales acordes con la magnitud del desafío. Es cierto que no se trata de un problema solo local y que el planeta entero sufre por la invasión descontrolada de los desechos plásticos. Pero eso no debe inmovilizarnos en la justificación ni fomentar la desidia. Por el contrario: este es nuestro lugar en el mundo y desde acá debemos hacer todo lo posible para no quedar sumergidos en un océano de basura plástica.
Este no es un problema menor, la contaminación no perdona y tiene consecuencias funestas para el ambiente y la salud pública.
Texto adaptado para nuestras localidades de una publicación de diario La Arena de la provincia de La Pampa. Fotos propias y otras tomadas de internet. Gracias por leer