Suena la sirena, el bombero está en su casa, con su familia, almorzando o cenando, atendiendo a su hijo, charlando con su esposa, visitando a su madre… suena la sirena y deja todo.
Con su propia movilidad, bicicleta, moto o auto, acude al cuartel, cruzando esquinas a la mayor velocidad que puede, arriesgando su vida… si arriesgando su vida para salvar los bienes de otros.
Llega al cuartel, buscan su vestimenta de seguridad, sale a la urgencia. Un dato que se tiene que saber: si es quema de pasto o hay una persona atrapada, es la misma sirena… si, así como lo lees, por cualquier situación la vocación es la misma.
Por eso el tiempo que para uno, en una situación de emergencia, cuando tus bienes están en peligro o tu vida, es uno, el tiempo del bombero es otro, y puedo asegurar que tratan de acortar lo más que pueden su tiempo para que el tuyo no se haga tan largo…
Mi nombre Verónica Velázquez, compañera de estudios de una bombera que luego de su guardia llega vestida con el uniforme a estudiar… otras veces en medio de una clase corre, haciendo su futuro a un lado, para ayudar al de otro. Como ella hay muchos, seguro todos conocemos uno.
El tiempo es el mismo, pero lo percibimos diferente, por eso, es hora de tener empatía, ellos se ponen en tu lugar, por eso arriesgan su vida, no nos olvidemos que son voluntarios… ¿cuándo nos ponemos en el lugar de ellos?