Por: Mario Flores Monje
Fliar de caídos en Malvinas de Neuquén
Como hijo de un marino que dio la vida en el hundimiento del Crucero General Belgrano durante la Guerra de Malvinas, siento la necesidad de reflexionar sobre las recientes declaraciones del candidato presidencial Javier Milei durante el debate presidencial.
Las afirmaciones de Milei, al etiquetar a Thatcher como una "figura" y al comparar la guerra de Malvinas con el resultado de partidos de futbol, generan un profundo malestar. Esta comparación trivializa la magnitud de la tragedia que afectó a numerosas familias argentinas, incluida la mía, al equiparar el combate y sus consecuencias con el resultado de encuentros deportivos.
La analogía propuesta por Milei entre la guerra de Malvinas y los goles de jugadores como Cruyff o Mbappé resulta desatinada e irrespetuosa. Las vidas de los héroes no pueden quedar atrapadas en la red de un arco de una cancha de fútbol. La guerra es una realidad cruda y dolorosa que va más allá de cualquier metáfora deportiva.
La analogía empleada por un candidato a presidente pretende despolitizar y trivializar, entre otros aspectos, lo ocurrido en las trincheras, en el aire y en el mar, incluyendo el hundimiento del Crucero Belgrano fuera de la zona de guerra. Esta postura menosprecia la memoria de los más de 600 combatientes que, como Daniel Miguel; Tulio Lacroix; Nestor Aguila; Raúl de Ibáñez y Mario E. Flores valientemente sacrificaron sus vidas en defensa de la soberanía de nuestro país. Comparar a Thatcher con eventos deportivos revela una falta de empatía y comprensión sobre la gravedad de las decisiones de la exprimera ministra británica durante la Guerra de Malvinas.
Y ¿Qué hubiera sucedido si la flota británica, que cruzó libremente 13 mil km de mar desde el norte hasta acá, hubiera sufrido el hundimiento de cualquiera de sus barcos a la altura de Buenos Aires, por ejemplo? ¿Argentina tenía la capacidad de hacerlo? ¿Cómo nos juzgaría el mundo? Aquello simplemente no sucedió. Por eso es crucial recordar que la guerra no puede pensarse de otra manera que no sea la que más se ajuste a los hechos.
La analogía futbolística excéntrica y exorbitante utilizada por Milei para respaldar sus afirmaciones refleja una falta de responsabilidad al abordar temas sensibles. Banalizar la guerra al compararla con eventos deportivos o situaciones hipotéticas distorsiona la realidad y deshonra la memoria de aquellos que pagaron el precio más alto por la defensa de nuestra soberanía. La admiración a Thatcher se convierte así en un insulto a la memoria de los caídos y a la razón misma.
En conclusión, la memoria de los caídos en la Guerra de Malvinas merece respeto. No podemos permitir que se trivialicen los hechos ni que se equiparen tragedias reales con eventos deportivos, incluso cuando nos encante entonar la canción mundialista que dice "En Argentina nací/tierra de Diego y Lionel/de los pibes de Malvinas/que jamás olvidaré". La paz y la resolución de conflictos a través del diálogo son el camino a seguir siempre. La reflexión sobre nuestra historia debe ser profunda y respetuosa, recordando siempre el sacrificio de aquellos que dieron su vida por la patria. Ojalá algunos candidatos a presidente estén a la altura de las circunstancias.