Foto Ral Ferrari

"Es importante hacer estos libros para que todos los chicos de mi edad puedan saber sobre la Antártida y que no ensuciemos el planeta", explicó en diálogo con Télam Juan Cruz, el nieto de Eugenio Luis Facchin, el capitán de navío que integró 16 campañas antárticas.

Por Ornella Rapallini

Juan Cruz tiene ocho años y junto a su abuelo, el capitán de navío que integró 16 campañas antárticas, historiador y veterano de la Guerra de Malvinas, Eugenio Luis Facchin, escribió una serie de relatos sobre el cuidado del medioambiente en el continente blanco con el fin de "contar la Antártida" a las niñeces, que fueron ilustrados por su abuela María Lucía Ratti y se presentarán el próximo martes en el marco del lanzamiento de dos colecciones de "Cuentos infantiles antárticos".

La iniciativa, en la que participaron también autores latinoamericanos, es organizada por la Universidad de la Defensa Nacional (Undef) desde el Proyecto de Aulas Bicontinentales, que surgió de la Secretaría de Extensión y Comunicación a cargo de Claudia Decándido, y busca conectar propuestas y profesionales que permitan la consolidación de una mirada austral, marítima y bicontinental en las futuras generaciones, en línea con la defensa de los intereses soberanos de la Nación, se informó.

"Es importante hacer estos libros para que todos los chicos de mi edad puedan saber sobre la Antártida y que no ensuciemos el planeta", dijo a Télam 'Juanqui' (Juan Cruz Facchin) que va a segundo grado y le gusta investigar sobre este continente con Baba (su abuela María Lucía, de 69 años) y Nonno (su abuelo Eugenio, de 70) y, a partir de sus charlas, inventar cuentos.

"Mis compañeros me hacen preguntas sobre la Antártida en la escuela, sobre cómo es, cómo se vive, qué hay, y yo les cuento lo que me contó el 'Nonno': que hay pingüinos, ballenas, skuas, mucho hielo y hace mucho frío", completó el niño coautor del libro Cuidando el mar -entre otros- que narra la misión de 'El Protector de la Antártida', un barco científico que busca detener el daño al mar y limpiarlo luego de encontrar combustible, botellas de plástico y tambores de aceite flotando en los mares antárticos, desechados por buques pesqueros.

El "Nonno", marino e historiador antártico, coordinador de la diplomatura de Estudios Antárticos en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y profesor universitario en la Undef; y "Baba", la ilustradora de los cuentos, quien fue maestra en el nivel inicial del Liceo franco-argentino "Jean Mermoz" durante 40 años, contaron a esta agencia junto a su nieto cómo hicieron para crear los tres juntos cuatro libros infantiles sobre Antártida: Cuidando el mar; Un meteorito cayó en la Antártida; ¡Peligro! Algo pasa en Decepción y Miru desapareció y no podemos volver al nido.

"Nosotros primero charlamos los cuentos, después Juanqui inventa la trama y yo le voy corrigiendo algunas cosas, porque estos cuentos no tienen un fin lúdico exclusivamente, se ciñen a las ordenanzas y los tratados internacionales. Por ejemplo, Cuidando el mar tiene que ver con un tratado internacional en la organización marítima internacional para prevenir polución, como también con el Protocolo de Madrid y el Tratado Antártico", dijo a Télam Eugenio desde su casa en la localidad bonaerense de Vicente López.

"Las historias que me cuentan mis abuelos son muy interesantes. No conozco la Antártida, pero me gustaría conocerla, sobre todo a los barcos. En la escuela no se habla mucho de esto, pero quiero que mis amigos conozcan lo que hago", destacó Juan Cruz.

"Las historias que me cuentan mis abuelos son muy interesantes. No conozco la Antártida, pero me gustaría conocerla, sobre todo a los barcos. En la escuela no se habla mucho de esto, pero quiero que mis amigos conozcan lo que hago"
Juan Cruz

Como capitán de navío, Facchin dirigió el Rompehielos Almirante Irízar y participó de 16 campañas antárticas. Asimismo, en la Guerra de Malvinas, combatió a bordo del Destructor ARA Bouchard, uno de los buques escoltas del crucero General Belgrano, pero, en la ficción infantil, el capitán del barco ¡es Juan Cruz! y su hermano Nacho, de cuatro años, es jefe de máquinas.

También aparecen su primo como cocinero y su prima como marinera. En tanto, los personajes de la estrella de mar y vulcanóloga estuvieron inspirados en su abuela, y una de las pingüinas refiere a su tía.

"Los personajes están inspirados en distintas personas de la familia y, a medida que él va ideándolos vemos quién cuadra en cada papel", contó María Lucía y su nieto aclaró: "Según la personalidad".

"Es muy lindo ver el trabajo que hicimos. Lo orienté a mi marido por mi experiencia en la escuela. Además los cuentos son accesibles para las familias y docentes porque cuentan con un código QR para ampliar la información para desarrollar el tema, y en conjunto con los chicos puedan disfrutarlo en familia y en el colegio", añadió la abuela, a quien le gusta hacer manualidades, artesanías y sobre todo pintar.

Escribir estos cuentos les llevó cuatro años de trabajo en equipo y también implicó realizar entrevistas con biólogos/as y geólogos/as, entre otras especialidades.

"Para hacer ¡Peligro! Algo pasa en Decepción, que es una isla volcánica antártica que en el año 1967 tuvimos que desalojar porque hubo una erupción, relatamos cómo es una erupción, y qué cosas aparecen y desaparecen en ese contexto", contó Eugenio y explicó que quienes estuvieron en esa isla durante ese evento se dieron cuenta de que algo estaba pasando porque había desaparecido toda la fauna.

"Relatamos la sensibilidad que tiene la fauna sobre algunas cosas que nosotros no percibimos", completó.

En el mismo sentido, para escribir Un meteorito cayó en la Antártida entrevistaron a un especialista que les contó de qué están compuestos los meteoritos, cómo es la caída y cuáles son las maniobras para investigarlos.

"Mi expectativa es que esto pueda llegar a las escuelas desde la sala de 3, y con Juanqui tenemos más proyectos. A medida que él crezca, y podamos intercambiar ideas, vamos a hacer alguna novela", anticipó Eugenio.

"Con Juanqui tenemos más proyectos. A medida que él crezca, y podamos intercambiar ideas, vamos a hacer alguna novela"
Eugenio Luis Facchin

Las temáticas de los cuentos se centran en el cuidado del medio ambiente, el cambio climático y el cuidado de la fauna, asuntos que también ocupan a los marinos/as en su trabajo cotidiano y "son temas de enorme interés para los chicos", afirmó el abuelo al destacar que aprendió de su nieto la importancia de separar la basura, compostar, recuperar, reutilizar y reciclar, no solo en la Antártida, sino en su propia casa.

"En la medida que tenemos el privilegio de ir a la Antártida, ese privilegio conlleva una enorme responsabilidad que es la de difundirlo. No se puede querer lo que no se conoce. Nosotros queremos contar lo que es la Antártida humildemente con el aporte de estos libros. La patria a nuestra familia nos ha dado mucho y queremos devolverlo de esa manera. Lo hacemos para llegue a todos", concluyó el veterano de Malvinas y su nieto completó: "La patria es lo que nos cobija y lo que nos hace a todos argentinos".

"LA ANTÁRTIDA ES UNA GRAN DEUDA CURRICULAR"
El territorio antártico "es la última y la mayor reserva de agua de nuestro planeta y el único continente destinado a la ciencia y la paz" y "es importante transmitir esos valores desde nivel inicial y primario", resaltó Tamara Culleton, una de las coordinadoras del Proyecto Aulas Bicontinentales de la Universidad de la Defensa Nacional (Undef).

Culleton también es historiadora antártica y autora de uno de los cuentos infantiles antárticos que se presentarán el próximo martes con el fin de transmitir conocimiento sobre la cuestión ambiental en torno al continente blanco.

"Es importante generar en las nuevas generaciones esta mirada atenta hacia el territorio antártico teniendo en cuenta que es la última y la mayor reserva de agua de nuestro planeta, es el único continente destinado actualmente a la ciencia y a la paz y, como espacio de cooperación, es importante que esos valores sean transmitidos en las aulas de nivel inicial y primario", dijo a Télam.

La especialista contó que "la creación de literatura infantil antártica surgió en el contexto de la pandemia con colegas de Uruguay y de Chile -ahora se sumó Brasil-, con quienes formamos parte del grupo de historiadores antárticos latinoamericanos y del Foro de Educación Antártico latinoamericano".

"Los cuentos son una manera de brindar recursos que puedan ser utilizados en el aula en nivel primario, pero sobre todo nos interesaba generar algo para nivel inicial, por eso en la jornada de presentación de los libros también va a haber grupos docentes que trabajan en las orientaciones pedagógicas para estos cuentos", completó.

Culleton fue por primera vez a la Antártida en 2004 y hasta 2014 trabajó en turismo allí, pero, una vez graduada en Historia, volcó toda su "pasión antártica" a lo académico y, en la actualidad, se dedica a la historia del continente blanco.

"La Antártida es una gran deuda curricular pendiente. A pesar de que la Argentina hace ya más de una década que tiene el uso obligatorio del mapa bicontinental, no hay todavía un diseño curricular pensado en clave bicontinental", consideró la experta.

Y destacó que uno de los principales objetivos de la Undef con este proyecto es "generar una conciencia en los docentes y en los estudiantes".

Con ese fin, una de las primeras acciones que tuvieron como proyecto fue relevar qué están haciendo los docentes con la temática antártica en el aula y socializar esas experiencias.

Entre los otros libros que presentarán el martes están además: Rescate de los mares australes, de Tamara Culleton; ¿Y si yo fuera una pingüina? de Sandra Freiberger Affonso, Silvia Dotta y Flavia Sant' Anna Ríos; y La beluga exploradora de Alfredo Soto Ortega.

Las colecciones Azul y Naranja de los cuentos, editadas por Undef Libros y el Proyecto de Aulas Bicontinentales, se presentarán el martes 7 a las 18 de manera virtual en el canal de Youtube universitario y estarán disponibles para descargar.