Una vecina del barrio Soufal, que además integra la Comisión Vecinal, presentó al Concejo Deliberante un detallado informe de las penurias de vivir cerca de un boliche bailable.
En el escrito comienza señalando que “la existencia actual de un boliche lindante a residencias particulares de vecinos de este barrio está generando graves inconvenientes de salud y bienestar a las/los vecinos que se ven impedidas de desarrollar su vida con normalidad los días que el boliche abre”.
Ese es “otro tema”. La frentista detalla que “En general abre los días miércoles (en verano), viernes, sábados y los hábiles que al día siguiente es feriado, asueto o no laborable por razones administrativas, sin considerar que alrededor hay ciudadanos que trabajan con normalidad esos días. Deberían limitarse a fijarse claramente que pueda funcionar hasta las 06:00 am los fines de semana, es decir viernes y sábados”, solicita.
En otro párrafo del reporte, indica que “Si bien la ordenanza vigente establece el horario máximo de permanencia del público en el lugar hasta 15 minutos después de las 06:00 am, lo cierto es que hasta las 08:00 am hay gente en el local, salen bebiendo de allí, gritan, aceleran los vehículos y/o se reúnen en las veredas de los vecinos a continuar con la fiesta. Al respecto se deberá controlar seriamente el cumplimiento de los horarios que se establezcan, no a través de la aplicación de multas lo que no sirve (evidentemente) sino con otro tipo de sanciones hasta que sean de cumplimiento efectivo”, puntualiza.
Más adelante destaca que “Ocurre después de cerrado el boliche que quedan diseminados en las veredas de los vecinos botellas, vasos, excrementos de personas que salen del boliche”.
“Si bien se observa que la intensidad de ruidos estaría regulada en la ordenanza vigente, la realidad de lo que ocurre solo lo pueden describir los vecinos lindantes, dentro de algunos domicilios hay vibraciones que hacen que los objetos que se encuentran sobre los muebles se muevan. Entonces, habrá que revisar seriamente, observando el respeto por el otro y la calidad de vida que cada vecino de esta ciudad merece, que se controlen las emisiones sonoras a lo largo de la noche los días que el boliche funcione y se disponga que los decibeles sean menores a 90 que es lo que rige actualmente”, detalla.
Finalmente sostiene que “Las escaleras y balcones que sobresalen del espacio propio del boliche no solo actúan como obstáculos a quienes transitan caminando por esas veredas, sino que además provocan que en los balcones las personas permanezcan durante la noche provocando gritos y ruidos que impiden el descanso de los vecinos. Nos ponemos a disposición de las/los concejales para aclarar alguno de los ítems propuestos y esperamos que se legisle a favor de todos y no en beneficio de unos pocos y se tenga en cuenta que este barrio, uno de los primeros en esta ciudad, se ha caracterizado por tener vecinos pioneros personas que cumplen con el pago de impuestos y el mantenimiento de la limpieza en general”.