Por: Pipo Rossi
Un día como hoy, Raúl Alfonsín ganaba las elecciones presidenciales, marcando el retorno de la democracia a nuestro país.
El 18 de junio de 1982, cuatro días después de la derrota en la Guerra de Malvinas, la Junta Militar exigió la dimisión inmediata de Leopoldo Galtieri, presidente de facto argentino que había impulsado la guerra contra Reino Unido. Reynaldo Bignone quedó al frente del poder. Debilitado y con nula fuerza política, anunciaba una transición hacia la democracia.
Para las elecciones, que se celebrarían en 1983, se establecía una única vuelta, sufragio indirecto y por colegios electorales en todas las provincias del país.
Además, quien resultase ganador, se quedaría en el mando durante seis años sin posibilidad de ser reelecto.
Las dos fórmulas más importantes eran la de la Unión Cívica Radical con Raúl Alfonsín y Víctor Martínez y la del Partido Justicialista con Ítalo Luder y Deolindo Bittel.
El 30 de octubre de 1983, la fórmula Alfonsín-Martínez cosechaba el 51,75% de los votos y la mayoría absoluta de 317 electores, mientras que la fórmula peronista de Luder-Bittel quedaba segunda con el 40,16% de los votos y 259 electores.
Horas antes de emitir su propio voto, Raúl Alfonsín dialogó con Daniel Cecchini, un joven periodista que había tenido que ocultar su ideología durante el régimen, y cuando éste le preguntó qué significaba haber llegado a ese día, Alfonsín le respondió: "El comienzo de cien años de democracia…".
Es imposible recordar esta fecha sin hacer mención al histórico discurso que, días antes de la elección, Alfonsín brindó ante una 9 de Julio repleta de miles y miles de argentinos que dejaban atrás la etapa más oscura de nuestra historia y veían esperanzados el futuro.
En su primer discurso como presidente, también dejó una frase que aún hoy resuena: "Los argentinos hemos aprendido, a la luz de las trágicas experiencias de los años recientes que la democracia es un valor más alto que el de una mera forma de legitimidad del poder. Porque con la democracia no sólo se vota, sino que también se come, se educa y se cura".
Por 100 años más de vida institucional, redoblemos esfuerzos para que cada presidente culmine su mandato por eso mismo instamos a un mayor compromiso ciudadano y preservar la institucionalidad y el orden democrático.