​En una charla profunda sobre el futuro de la ciudad, el intendente de Plaza Huincul, Claudio Larraza, detalló el plan de infraestructura que proyecta para 2026. Con un fuerte enfoque en la transición del empleo público al privado, la autonomía en la pavimentación y soluciones históricas para el agua y las cloacas, el mandatario aseguró que el objetivo es "no desviarse ni un milímetro" de las necesidades del vecino.

​P_: ¿Qué pueden esperar los vecinos para el 2026?

​CL_: Los vecinos esperan los servicios que faltan y mejorar los actuales. Lo estamos logrando de a poco: adquirimos maquinaria y herramientas, pero sobre todo estamos consolidando nuestros equipos con el empleado municipal y trabajadores que se van comprometiendo con la gestión. El vecino espera desarrollo de trabajo. Defendemos cada radicación de empresa en Huincul y buscamos insertar a la gente en el plano laboral privado. La meta es "desinflar" el Estado para que este se encargue de lo que debe: la infraestructura y las necesidades básicas. Esto se hace trabajando muchas horas, con un equipo compacto y gestión tripartita entre Provincia, Cutral Co y Huincul.

​P_: Vamos a hacer un "ping pong" geográfico. El reasfaltado de Barrio Central está en marcha. ¿Cuánto falta?

​CL_: Estamos en un 50-60%. Lo hacemos por etapas porque primero debemos asegurar que las familias se conecten a la red cloacal que pasa por el frente; son situaciones que hay que dejar previstas para no romper después. Una vez culminado todo lo que va "bajo tierra", iniciaremos un plan de asfalto ambicioso para 2026 y 2027 en distintos barrios como Altos del Sur —donde estará la Escuela 22— y la terminación del Otaño. Contar con nuestra propia planta de asfalto nos permitirá bajar costos, hacer bacheo en caliente de forma inmediata y ganar velocidad.

​P_: Cloacas. ¿Por qué barrio se va a continuar?

​CL_: Estamos trabajando en los cruces necesarios para conectar Barrio Norte, que hoy no tiene cloacas. Es complejo por las interferencias de cañerías y porque algunas tierras aún son privadas. Lo mismo sucede en Ruca Co, donde ya decidimos llevar energía e internet para que los chicos puedan estudiar. Con Copelco estamos trabajando muy bien en equipo. En 22 meses no se puede hacer todo, las cloacas son obras onerosas pero son nuestra obligación. Ya terminamos anillos en el Berbel, Otaño, Universitario y Altos del Sur.

​P_: Agua: en esta época ya en Altos del Sur se veía el problema, pero ahora no se ha escuchado tanto. ¿Cómo sigue ese trabajo?

​CL_: Hay una hoja de ruta clara. Junto a Cutral Co invertimos en partes iguales en la toma de agua de Buena Esperanza y Los Barreales (bombas, filtros, salas de monitoreo). Si no captamos bien el agua, es imposible distribuirla. Hemos duplicado y triplicado la reserva dentro de Huincul e incorporamos bombeo en el sur del Otaño para proveer al reservorio de Altos del Sur. Mientras tengamos agua, vamos a bombear todo el tiempo para que no escasee.

​P_: Aparte había vecinos que todavía no se conectaban a las cañerías nuevas y continuaban con las antiguas...

​CL_: Todavía existen anillos antiguos. Es un trabajo mancomunado con el vecino. Hay que entender que el agua no es "abrir la canilla y ya": se trepa 40 kilómetros y requiere muchísima inversión. Por otro lado, la nueva planta cloacal que estamos diseñando está proyectada para 40 años y 120.000 habitantes. Es una obra moderna que nos permitirá conectar el Colector Norte y el Colector Sur, obras que venían inconclusas de gobiernos pasados.

​P_: ¿Cuál es el mensaje para quienes hoy exigen servicios en zonas donde no había nada?

​CL_: Estamos resolviendo problemas de cientos de lotes que se entregaron en gestiones anteriores sin un solo servicio, ni calles, ni luz. Es un desafío enorme. Estamos haciendo la planta potenciadora de gas y llevando la cañería para que esos lotes, que muchos vecinos ya pagaron, tengan lo que merecen. Estamos súper comprometidos. No estamos para la "rosca política", estamos para trabajar en equipo por la ciudad. Nunca paramos de poner caños bajo tierra, porque para desarrollar lo superficial, primero hay que hacer lo que no se ve.