La crisis sanitaria por el fentanilo contaminado, que ya se cobró casi cien vidas, se ha convertido en una prueba de fuego para el gobierno de Javier Milei. Mientras las críticas apuntan directamente al ministro de Salud, Mario Lugones, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ha defendido su continuidad en el cargo. En declaraciones radiales, Francos fue claro al afirmar que la cartera de Salud no tiene injerencia en el escándalo y que la responsabilidad recae en la Justicia, que ya investiga el caso.
El funcionario apuntó a la figura de García Furfaro, empresario farmacéutico bajo la lupa de los investigadores, y al laboratorio HLB Pharma como el epicentro de la tragedia. Esta estrategia del gobierno busca desvincular al ministerio de la crisis, señalando un presunto esquema irregular en la cadena de producción del medicamento.
Las críticas más resonantes vinieron de sectores afines a La Libertad Avanza, como el periodista Alejandro Fantino, quien desde su programa en Neura pidió la renuncia del ministro por la supuesta falta de celeridad del Gobierno para frenar los decesos. El gobierno, sin embargo, se ha mantenido firme en su apoyo a Lugones, enfatizando que el ministerio ha colaborado con la Justicia desde el inicio de la investigación.