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El ajuste del 11,78% en las escalas del Impuesto a las Ganancias, anunciado por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), incorporará a miles de trabajadores al régimen tributario.

Se estima que en 2025, debido al incremento salarial que supera la inflación, más empleados alcanzarán el umbral necesario para tributar, lo que podría reducir su poder adquisitivo.

A partir de enero de 2025, las escalas ajustadas del Impuesto a las Ganancias se basarán en la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) entre septiembre y diciembre de 2024.

El nuevo mínimo imponible se fijará en $2.280.700 brutos, lo que representa un salario neto de $1.892.937, sin deducciones. Para quienes deduzcan cónyuge y dos hijos menores, el piso será de $3.024.494 brutos.

Los autónomos también enfrentarán ajustes, con ingresos mensuales tributables entre $1.468.658 y $1.631.843 según la categoría. Estos cambios incrementarán la presión fiscal sobre un sector ya gravado, lo que podría afectar el consumo.

El economista Juan Luis Bour destacó la necesidad de un monitoreo continuo por parte de las autoridades fiscales para evitar un impacto desproporcionado en los ingresos de los trabajadores.

Debate en torno a la presión fiscal

El contador Sebastián Domínguez señaló que el aumento de contribuyentes se debe a la combinación de salarios crecientes y ajustes insuficientes en las escalas del impuesto.

Propuso que una solución viable sería una reforma legal a través del Congreso, ya que el Ejecutivo no puede realizar modificaciones por decreto. Además, aclaró que los acuerdos paritarios que incluyen sumas no remunerativas no pueden evitar el impuesto, ya que ahora todos los conceptos son gravados por Ganancias.

Por su parte, Carlos Schestakow explicó que el fenómeno está vinculado al ajuste automático por IPC y el crecimiento real de los salarios. Afirmó que las deducciones disponibles no son suficientes para compensar el aumento del impuesto y destacó el regreso a un sistema más estricto respecto a los conceptos gravados.
Consecuencias económicas y políticas

El economista Daniel Garro advirtió sobre las repercusiones de estas medidas en el consumo y la recaudación estatal. Señaló que más personas pagando Ganancias implican menos dinero para el consumo y más ingresos para el fisco.

También mencionó que la presión de los gobernadores para mantener este sistema refleja la conciencia creciente sobre el costo de sostener el Estado. Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), consideró que el piso del impuesto es alto y afecta principalmente a trabajadores con altos ingresos. Argumentó que la situación se ha corregido con la actualización del Monotributo y su incorporación al sistema, descartando un impacto significativo en el consumo general.